NADIE ME PUEDE NEGAR “la otra historia de La Seca”.
No quieran cambiar la historia de las cosas de mi Villa, aún conservo en mi memoria aquella gente sencilla. Eran años de pobreza con la humildad por delante, a veces noté torpeza sin ver a nadie arrogante. Nadie me puede negar aquellas fechas de diario, donde las filas de pobres parecían ser calvario. Personas que fueron dignas sin cobrar jubilaciones, vieron serias sus consignas sin entender de razones. Por las calles de mi Villa, con filas para los pobres, no puede ser maravilla el ver tristes esos hombres. Pidiendo cierta limosna en las puertas de señores, que tuvieron bien su zona con buenos trabajadores. Eran tiempos muy sencillos con falta de soluciones, y se notaban los brillos que daban complicaciones. Muchos pobres se morían de dolor y desconsuelo, sin conocer las porfías de gentes sobre su suelo. Los viernes era su día para pedir por su pueblo, queriendo ver armonía solo al recordarlo tiemblo. Mendigos con dignidades que de soledad murieron, sin llegar hacer maldades en su Villa bien sufrieron. Que no pregonen derroches, ni prediquen con sombrero, ni quieran hacer las noches lugares de hacer dinero. Hoy quiero contar mi vida, sin querer ser embustero, aquel tiempo dejo herida de inmigrantes sin dinero. Siendo niño me recuerdo, de caminar a la escuela, y siento aquel mundo cuerdo con el dolor cuando vuela. Pobres guardando la fila, con la cabeza agachada, sobre mi mente se enfila cuanta sombra recordada. No debemos olvidarnos de aquellas personas pobres, y debemos recordarnos que sufrieron al ser hombres. Cuando se tiene memoria, cuando el tiempo pasa y vuela. Que no nos hablen de gloria que el hambre si se consuela. Hay fechas que no se olvidan y compartes con dulzura, y nombres que si se cuidan no vivirán la amargura. Es malo ser fiel testigo de las cosas de mi Villa, algunos lo ven castigo siendo de gente sencilla. Hace tiempo que pensaba recordar esa penilla, que mucha gente copiaba hablando de maravilla. G X Cantalapiedra.
No quieran cambiar la historia de las cosas de mi Villa, aún conservo en mi memoria aquella gente sencilla. Eran años de pobreza con la humildad por delante, a veces noté torpeza sin ver a nadie arrogante. Nadie me puede negar aquellas fechas de diario, donde las filas de pobres parecían ser calvario. Personas que fueron dignas sin cobrar jubilaciones, vieron serias sus consignas sin entender de razones. Por las calles de mi Villa, con filas para los pobres, no puede ser maravilla el ver tristes esos hombres. Pidiendo cierta limosna en las puertas de señores, que tuvieron bien su zona con buenos trabajadores. Eran tiempos muy sencillos con falta de soluciones, y se notaban los brillos que daban complicaciones. Muchos pobres se morían de dolor y desconsuelo, sin conocer las porfías de gentes sobre su suelo. Los viernes era su día para pedir por su pueblo, queriendo ver armonía solo al recordarlo tiemblo. Mendigos con dignidades que de soledad murieron, sin llegar hacer maldades en su Villa bien sufrieron. Que no pregonen derroches, ni prediquen con sombrero, ni quieran hacer las noches lugares de hacer dinero. Hoy quiero contar mi vida, sin querer ser embustero, aquel tiempo dejo herida de inmigrantes sin dinero. Siendo niño me recuerdo, de caminar a la escuela, y siento aquel mundo cuerdo con el dolor cuando vuela. Pobres guardando la fila, con la cabeza agachada, sobre mi mente se enfila cuanta sombra recordada. No debemos olvidarnos de aquellas personas pobres, y debemos recordarnos que sufrieron al ser hombres. Cuando se tiene memoria, cuando el tiempo pasa y vuela. Que no nos hablen de gloria que el hambre si se consuela. Hay fechas que no se olvidan y compartes con dulzura, y nombres que si se cuidan no vivirán la amargura. Es malo ser fiel testigo de las cosas de mi Villa, algunos lo ven castigo siendo de gente sencilla. Hace tiempo que pensaba recordar esa penilla, que mucha gente copiaba hablando de maravilla. G X Cantalapiedra.