YO TAMBIÉN SALTE LA HOGUERA
En la víspera de La Paz yo también salte la hoguera, cualquier leña más de un haz para alegrar esa espera. La juventud esperando para lanzarse sin pena, los pelos se iban quemando como una simple condena. Cestos viejos y manojos hicieron grandes hogueras, hasta cerramos los ojos, que los humos dan ceguera. La juventud lasecana buscando siempre la fiesta, era la noche más sana al querer ver una orquesta. Entre gritos de alegría, y una juventud dispuesta, era sentir la armonía si ver la calle desierta. La Seca plantando hogueras en sus calles principales, luego pusieron barreras para evitar ciertos males. Tengo recuerdos presentes que a veces me causan calma, nunca les vi penitentes ni me amargaron el alma. Aquellas grandes hogueras en el medio de La Plaza, fueron los tiempos de veras donde se nota la raza. Hoy recuerdo mis andadas de aquellas noches de fiesta, siendo fechas encantadas que a mi vida no le resta. Cuando se pasan los años, cuando el tiempo se venera, temes sufrir esos daños si la pandemia te espera. Los años se van contando, y estas fechas te consuelan, la vida se va pasando y ciertas costumbres vuelan. Hay personas desde lejos que en el recuerdo lo llevan, jamás notaron complejos ni al recordarlo se quiebran. Cuando la tierra te tira aunque vivas lejos de ella, es el alma quien suspira por la juventud aquella. Me gustaría hoy poder ver aquella bonita escena, rebosando de alegría para anular cualquier pena. Que no mueran los recuerdos, ni conozcamos barreras, que existen los hombres cuerdos que no quieren ver quimeras. Las tradiciones se viven entre pasiones y esperas, muchas palabras reviven soñando con primaveras. G X Cantalapiedra. 23 – 1 – 2021.
En la víspera de La Paz yo también salte la hoguera, cualquier leña más de un haz para alegrar esa espera. La juventud esperando para lanzarse sin pena, los pelos se iban quemando como una simple condena. Cestos viejos y manojos hicieron grandes hogueras, hasta cerramos los ojos, que los humos dan ceguera. La juventud lasecana buscando siempre la fiesta, era la noche más sana al querer ver una orquesta. Entre gritos de alegría, y una juventud dispuesta, era sentir la armonía si ver la calle desierta. La Seca plantando hogueras en sus calles principales, luego pusieron barreras para evitar ciertos males. Tengo recuerdos presentes que a veces me causan calma, nunca les vi penitentes ni me amargaron el alma. Aquellas grandes hogueras en el medio de La Plaza, fueron los tiempos de veras donde se nota la raza. Hoy recuerdo mis andadas de aquellas noches de fiesta, siendo fechas encantadas que a mi vida no le resta. Cuando se pasan los años, cuando el tiempo se venera, temes sufrir esos daños si la pandemia te espera. Los años se van contando, y estas fechas te consuelan, la vida se va pasando y ciertas costumbres vuelan. Hay personas desde lejos que en el recuerdo lo llevan, jamás notaron complejos ni al recordarlo se quiebran. Cuando la tierra te tira aunque vivas lejos de ella, es el alma quien suspira por la juventud aquella. Me gustaría hoy poder ver aquella bonita escena, rebosando de alegría para anular cualquier pena. Que no mueran los recuerdos, ni conozcamos barreras, que existen los hombres cuerdos que no quieren ver quimeras. Las tradiciones se viven entre pasiones y esperas, muchas palabras reviven soñando con primaveras. G X Cantalapiedra. 23 – 1 – 2021.