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LA SECA: UNA GASEOSA LLAMADA “LA ATOMICA”...

UNA GASEOSA LLAMADA “LA ATOMICA”
Corrían los años de 1960, al 1964. La Seca tuvo en aquellos años, muchos incidentes y penumbras. Empezaremos con la creación del Salón Parroquial, lo que hoy día se llama La Cilla, el club que fundó el entonces sacerdote. Don Félix Silicio Pardo. Que al incendiarse el Ayuntamiento, fue ocupado por este, al ser un edificio municipal, y en pocos minutos paso la televisión y los bienes excepto el bar que quedo anulado, al mal llamado en aquel momento, Hogar del Productor, hasta entonces El Circulo de Labradores y Ganaderos, y que fue una salida sin contar con los fundadores, para que todos los jóvenes quedáramos un poco contentos, aunque tuvimos nuestras agarraderas con dicho sacerdote, ciertos jóvenes de aquella directiva, de la que yo era miembro, y protestamos al no haber contado con nosotros para nada, y echarnos literalmente de su casa parroquial, donde fuimos invitados a subir para dialogar el tema, estuvimos en dicha reunión unos 13, jóvenes, que fuimos invitados entre comillas abandonar dicho lugar, aún conservo el carnet de socio, de tapas duras y color grisáceo, y recuerdo cosas que teníamos todos en mente, de llevar a cabo, que pasaron al olvido. Días después nos afiliamos al llamado Hogar del Productor, o sea el Circulo, donde pronto ocupamos las mesas de al lado de la escalera, de entrada, las mesas del centro, eran ocupadas por pequeños labradores, comerciantes practicante y maestros, y quizá los llamados forasteros. Las mesas al lado de los balcones, eran los llamados ricos de entonces. Algunos lo comparaban con el muro de Berlín, un maestro llamado, Don Jaime Montes Santamaría, al salir de las clases nocturnas y medio exclamando grito. “Derribemos el muro de Berlín, sentémonos en esas mesas”… Una noche de aquellas del Circulo, ocupando una mesa de al lado de la Puerta de Entrada, nos jugamos al tute cuatro amigos una botella grande de gaseosa marca “La Atómica”. Alrededor de la mesa otros dos amigos, contemplaban la partida. En un momento el que escribe estas líneas, moví la gaseosa para ver sus fuerza, ya que al abrirla ni se movió su presión, más la gaseosa se volvió rebelde y casi atómica, con un presión inusitada, empezó a salir mojando a toda la gente que ocupaba las mesas del Circulo, unas cincuenta personas, que algunos protestaron y otros se echaron a reír ante tal broma, incluso las lámparas del techo de la luz, siguieron con las gotas marcadas en su globos, durante años. Un señor mayor y calvo, que no se quitaba la visera nunca delante de la gente, grito. “Señores ha salido el sol”. Y se secó su cara y calva, mientras se reía. Eso sí, al día siguiente fuimos llamados a la oficina, para decirnos que estábamos fichados por terroristas, alteradores del orden, y que francamente yendo por las legales seriamos expulsados de dicho hogar, por ser personas no socialmente adictas al sistema. Con aquel ambiente de caciquismo, “lasecano”, continuamos en La Seca, eso sí, proyectando ser ciudadanos del mundo, y respetando las leyes y toda la constitución. Desde aquel día y en ese momento, supe que había dos varas de medir, y que no quedaba más remedio que salir de allí cuanto antes, cosa que sin tardar mucho tiempo inicie, para empezar una vida distinta, y lograr abrirme camino trabajando honradamente, y conocer otra forma de vida donde el caciquismo, no fuera la mejor manera de caminar por la vida. y poder abrazar la cultura que allí donde fui, está al alcance de quien quiera cogerla. Esta historia que yo la tenía en mente, ayer un amigo de dicha partida de cartas, me lo recordó, él fue el único que se quedó a vivir por siempre en La Seca, un abrazo para él, y que no solo cuando a uno le intervienen en un quirófano, se le vengan a la memoria estos serios detalles de lo que fue aquella época en nuestra querida Villa, de La Seca. G X Cantalapiedra. 19 - 10 – 2020.