LOS RECUERDOS DE AQUELLA PANDEDIA DESDE 1918, HASTA 1920,
En aquellos años duros y serios, fueron tiempos de muchos lamentos, hubo fallecidos por los cementerios, con sus familiares en tristes momentos. En aquel año de 1918, la segunda parte de aquella pandemia, entre muchos niños con sus animales, la triste y ruinosa tragedia dejó muchos muertos con casos fatales. Llorando las penas sonaban clamores, que por muchas calles llamaban dolores. La Seca llorando sus malos momentos, solo el triste llanto y sus sufrimientos, Días de lamentos por sus fallecidos, tremendos tormentos por los ya perdidos. Sobre el Campo Santo se dejan amigos, con tremendos llantos siguen los testigos. La Seca rezando por los hijos muertos, mientras que pensando faltaron alientos. Se ha pasado un siglo, seguimos pensando, que sigue el sigilo y se va llorando. En el cementerio vuelan ilusiones, el momento serio no busca razones. Pandemia maldita que da confusiones, el alma nos grita sin ver evasiones. La Naturaleza puede dar castigo, con su fortaleza no admite el amigo. Todo se ve triste en la tarde oscura, la peste resiste dejando amargura. Sin tener complejos, ni buscar batallas, temes los reflejos que dan ciertas vallas. Hay penas rotundas que marcan caminos, son sombras fecundas con sus desatinos. Pandemia maldita que viene matando, la vida se agita con hombres llorando. Suenan las campanas de la Torre mía, con tristes mañanas en su sintonía. Repitiendo historia en seria armonía, la muerte no es gloria ni da simpatía. Los lamentos marchan entre sus dolores, a veces se enganchan con sus sinsabores. Mirar el futuro sin ver a la muerte, ni ver nada oscuro si rebosas suerte. La muerte esperando con sus conclusiones, que fuiste callando en malas razones. No existe la suerte para las guadañas, la vida y la muerte no se ven extrañas. Caminos erguidos que siguen su ruta, que dejan vencidos a la fuerza bruta. La pandemia sigue, no duda el buscarnos, a veces persigue poder encontrarnos. La Seca en vendimia se olvida de todo, más existe envidia con algún mal modo. Que nadie predique que sabe salvarnos, la muerte es el pique que quiere abrazarnos. Sin vernos vencidos con la vida vamos, hay muchos heridos en algunos tramos. La esperanza flota sobre mi Castilla, en algo se nota su gente sencilla. G X Cantalapiedra. 2 – 9 – 2020.
En aquellos años duros y serios, fueron tiempos de muchos lamentos, hubo fallecidos por los cementerios, con sus familiares en tristes momentos. En aquel año de 1918, la segunda parte de aquella pandemia, entre muchos niños con sus animales, la triste y ruinosa tragedia dejó muchos muertos con casos fatales. Llorando las penas sonaban clamores, que por muchas calles llamaban dolores. La Seca llorando sus malos momentos, solo el triste llanto y sus sufrimientos, Días de lamentos por sus fallecidos, tremendos tormentos por los ya perdidos. Sobre el Campo Santo se dejan amigos, con tremendos llantos siguen los testigos. La Seca rezando por los hijos muertos, mientras que pensando faltaron alientos. Se ha pasado un siglo, seguimos pensando, que sigue el sigilo y se va llorando. En el cementerio vuelan ilusiones, el momento serio no busca razones. Pandemia maldita que da confusiones, el alma nos grita sin ver evasiones. La Naturaleza puede dar castigo, con su fortaleza no admite el amigo. Todo se ve triste en la tarde oscura, la peste resiste dejando amargura. Sin tener complejos, ni buscar batallas, temes los reflejos que dan ciertas vallas. Hay penas rotundas que marcan caminos, son sombras fecundas con sus desatinos. Pandemia maldita que viene matando, la vida se agita con hombres llorando. Suenan las campanas de la Torre mía, con tristes mañanas en su sintonía. Repitiendo historia en seria armonía, la muerte no es gloria ni da simpatía. Los lamentos marchan entre sus dolores, a veces se enganchan con sus sinsabores. Mirar el futuro sin ver a la muerte, ni ver nada oscuro si rebosas suerte. La muerte esperando con sus conclusiones, que fuiste callando en malas razones. No existe la suerte para las guadañas, la vida y la muerte no se ven extrañas. Caminos erguidos que siguen su ruta, que dejan vencidos a la fuerza bruta. La pandemia sigue, no duda el buscarnos, a veces persigue poder encontrarnos. La Seca en vendimia se olvida de todo, más existe envidia con algún mal modo. Que nadie predique que sabe salvarnos, la muerte es el pique que quiere abrazarnos. Sin vernos vencidos con la vida vamos, hay muchos heridos en algunos tramos. La esperanza flota sobre mi Castilla, en algo se nota su gente sencilla. G X Cantalapiedra. 2 – 9 – 2020.