VI QUE HABLABAN LAS CAMPANAS DE MI VILLA
Hoy lo sigo recordando como si fuera ahora mismo, aquel tiempo fue pasando y nos llegó el consumismo. Años de mi dulce infancia recorrida entre visillos, nunca quise la ignorancia ni pasarme entre sus brillos. Las Campanas de La Seca son sonidos elegidos, algunas veces su tecla dejaba rumbos perdidos. Sonidos que llevo dentro en el corazón metidos, que fueron siempre ese centro de los duelos más sufridos. Tocaban hacer clamores, entre temidos suspiros, alguien notaba dolores entre sonidos sufridos. Las catástrofes marcaron las horas de los suicidios, muchas penas se notaron al ver penosos delirios. En las vísperas de fiestas las campanas dan avisos, y se olvidan muchas restas surgiendo los compromisos. En la fría madrugada también dejaron desquicio, al ver llegar la alborada y trabajar sin oficio. La vendimia la animaban las campanas de armonía, muchas gentes madrugaban rebosando la alegría. Eran años de trabajo, era vivir cada día, el obrero desde abajo no tuvo melancolía. Las campanas de la noche alguna tragedia había, que nadie lanzo reproche y en sus sonidos se fía. Campanas que suenan fuerte, muy bien Campana María, su sonido fue aliciente incluso en penoso día. La soledad de la noche con tristeza muy sufrida, nadie quiso poner broche aquella etapa vivida. Cuando suenan las Campanas de la torre de mi villa, noto que muchas hermanas se dicen gente sencilla. Hay penas que van volando por los Campos de mi Villa, algunas se van forzando sin ser nunca maravilla. Los sonidos de Campanas son duelos algunos días, dejando pasiones vanas entre brisas de agonías. Aquella Campana sola que nos da la despedida, la tememos cualquier hora al ver la vida perdida. La Calle del Cristo escucha su penosa sintonía, la vida pierde su lucha al terminar la agonía. Hay sonidos que se clavan para el resto de la vida, con frases que siempre alaban al que inicio la partida. La Seca tiene Campanas que te alegran muchos días, nadie quiere voces vanas si son tiempos de porfías. Que nadie rompa el silencio, ni quieran tachar la vida, todos sienten el desprecio de una amarga despedida. Las soledades aumentan en las tristes despedidas, son las fiebres que lamentan el ver que acaban las vidas. El mañana va llegando con sus llantos y sus dudas, y seguiremos amando incluso con fechas rudas. No vale borrar campanas, ni gritar sus melodías, La Seca tiene mañanas que disfrutan de armonías. G X Cantalapiedra.
Hoy lo sigo recordando como si fuera ahora mismo, aquel tiempo fue pasando y nos llegó el consumismo. Años de mi dulce infancia recorrida entre visillos, nunca quise la ignorancia ni pasarme entre sus brillos. Las Campanas de La Seca son sonidos elegidos, algunas veces su tecla dejaba rumbos perdidos. Sonidos que llevo dentro en el corazón metidos, que fueron siempre ese centro de los duelos más sufridos. Tocaban hacer clamores, entre temidos suspiros, alguien notaba dolores entre sonidos sufridos. Las catástrofes marcaron las horas de los suicidios, muchas penas se notaron al ver penosos delirios. En las vísperas de fiestas las campanas dan avisos, y se olvidan muchas restas surgiendo los compromisos. En la fría madrugada también dejaron desquicio, al ver llegar la alborada y trabajar sin oficio. La vendimia la animaban las campanas de armonía, muchas gentes madrugaban rebosando la alegría. Eran años de trabajo, era vivir cada día, el obrero desde abajo no tuvo melancolía. Las campanas de la noche alguna tragedia había, que nadie lanzo reproche y en sus sonidos se fía. Campanas que suenan fuerte, muy bien Campana María, su sonido fue aliciente incluso en penoso día. La soledad de la noche con tristeza muy sufrida, nadie quiso poner broche aquella etapa vivida. Cuando suenan las Campanas de la torre de mi villa, noto que muchas hermanas se dicen gente sencilla. Hay penas que van volando por los Campos de mi Villa, algunas se van forzando sin ser nunca maravilla. Los sonidos de Campanas son duelos algunos días, dejando pasiones vanas entre brisas de agonías. Aquella Campana sola que nos da la despedida, la tememos cualquier hora al ver la vida perdida. La Calle del Cristo escucha su penosa sintonía, la vida pierde su lucha al terminar la agonía. Hay sonidos que se clavan para el resto de la vida, con frases que siempre alaban al que inicio la partida. La Seca tiene Campanas que te alegran muchos días, nadie quiere voces vanas si son tiempos de porfías. Que nadie rompa el silencio, ni quieran tachar la vida, todos sienten el desprecio de una amarga despedida. Las soledades aumentan en las tristes despedidas, son las fiebres que lamentan el ver que acaban las vidas. El mañana va llegando con sus llantos y sus dudas, y seguiremos amando incluso con fechas rudas. No vale borrar campanas, ni gritar sus melodías, La Seca tiene mañanas que disfrutan de armonías. G X Cantalapiedra.