LA SECA: CUATROCIENTAS MULAS Y DOSCIENTOS BURROS...

CUATROCIENTAS MULAS Y DOSCIENTOS BURROS
Alguien me fue respondiendo
lo que La Seca mantuvo,
fueron años de ir perdiendo
al ver la Villa con yugo.

Acémilas esquiladas,
doscientos pares de mulas,
huebras que fueron llevadas
sin pensar si fueron chulas.

Doscientos burros de carga
con albardas y penumbras,
dicen que no fueron ganga
ni penas que se descubran.

Domingos por las mañanas
La Seca tuvo sus dudas,
los rebuznos de campanas
no fueron cosas absurdas.

Burros por todos corrales,
hasta los gallos se asustan,
decían que son normales
sonidos que no disgustan.

Las acémilas tranquilas
en las cuadras descansaban,
algunos burros perfilan
salidas que se buscaban.

Herraduras por las calles
que perdieron sus enclaves,
con ciertos rudos detalles
las cuadras están sin llaves.

Algún caballo corriendo
de los caciques de entonces,
que llegaban presumiendo
mientras que lanzaban coces.

Los burros del campesino
siempre lentos caminando,
era tan duro su signo
que nadie va recordando.
G X Cantalapiedra.