LOS CAMINOS DISLOCADOS DE DOS PERSONAS MAYORES
En aquellos días del mes de agosto del año 2018, surgió la más singular aventura, entre aquellas dos personas mayores, que de niños tontearon siendo don seres que nunca se entendieron, más en aquella fiesta de su villa, se acercaron a saludarse, y sin mucho redondeo, enseguida se dieron cuenta que estaban todavía enamorados, era como una fiebre loca, que sin dudarlo les dio pie, para seguir hablando durante la tarde y noche, sin apenas darse cuenta que ella tenía dos hijos y algún nieto, pero su amor de infancia, se notaba sobre el brillo de sus ojos, decidieron irse a dar una vuelta hasta la ciudad de Valladolid, donde los dos conocían sus principales avenidas, y sus puentes sobre el río Pisuerga, se dijeron muchas frases, pero había alguna que se retorcía, al haber pasado demasiados años, más las ideas fluían deprisa, ella enseguida le comento, soy libre soy viuda, tú ya lo sabes, y el sin esperar demasiado la contesto, soy soltero, toda la vida te seguí con el pensamiento, y he deseado tenerte muchas noches en mis brazos, sabes de sobra que inmigre a tierras vascas, y cuando me jubilaron volví de nuevo a este tierra tuya y mía, Los dos seres humanos, entendían que les quedaban algunos años, para poder ser felices, y decirse muchas frases que tenían reservadas. El retorno a su villa fue sin grandes prisas, y sin dejar nada aclarado sobre su futuro, más a la mañana siguiente, los dos de nuevo se encontraron, y siguieron hablando del tema que les tenia intrigados, sobre qué harían después de las fiestas, si ella dejaría el pueblo aquel donde se fue a vivir cuando contrajo matrimonio, y el si se volvería con su hermana a la tierra de Vascongadas, los dos meditaron mucho, y el siendo propietario de un piso en Calpe, Alicante, la indico el vivir allí todo el tiempo que ella quisiera, los dos se agarraban sus manos como dos niños, pensaban en las tardes de paseo por las playas junto al Peñón de Ifach. Todo aquello era un nuevo camino para los dos, no sabían cómo les podría resultar, pero al día siguiente ella les comunicaba a sus dos hijos su marcha hacia Calpe, el al decirle a su hermana lo que tenía pensado hacer, recibió un fuerte abrazo, diciéndole, solo vivimos una vez, si dejamos marchar el tiempo, no habrá una nueva oportunidad, sin tardar demasiado, arranco su coche, y se dirigió, hasta la casa donde estaba aquellos días su futura pareja, que sin demora salía con sus maletas de la mano, y el las adentro en el maletero del coche. Una sonrisa les daba los buenos días, y sus cuerpos temblaban como si fueran dos niños, sus ojos brillaban como queriendo soltar unas lágrimas, pero en aquel momento no era tiempo de llorar, el coche parecía tener prisa para recorrer aquellos seiscientos kilómetros, que les separaban de su próximo domicilio, donde al llegar se dieron cuenta que eran libres de poder vivir a tope su segunda juventud, las dos personas mayores, se adecentaron y se fueron a pasear por las orillas del Peñón, donde existen bastantes restaurantes, sus manos entrelazadas y sus caricias, parecían de jóvenes de quince años, sus miradas eran cómplices del amor que en aquellos momentos les daba una oportunidad. Aunque el teléfono sonaba sin parar, ya que los dos hijos de la mujer, estaban asustados, al ver que su madre les dejaba por un hombre que ellos apenas conocían, pero que fue el gran amor de su vida, aunque tuviera que ocultarlo, para que su marido ya fallecido, no pensara en nada raro. El mucho más tranquilo al no tener ningún hijo, solo hablaba con sus sobrinos y hermanas, sin tener ningún problema de conciencia ni de situación. Los viajes a los alrededores de Calpe, eran continuos, se dejaban ver por Jávea y Denia, lo mismo que por Moravia. Eran lugares bonitos y llenos de personas mayores, sin ningún complejo, donde abundaban muchas gentes de otros países también viajeros, sus ratos de recuerdos eran todos los días, se presentaban en sus mentes, las horas y los días de su pasado perdido, aunque ella siempre diciendo, al fin y al cabo, tengo dos hijos y dos nietos, que seguro que me echan de menos, pero son mis huellas sobre la tierra castellana, que seguro pronto desearan heredar mis propiedades agrícolas, sin darse cuenta que a mí no me hacen falta para nada, con mi pensión y la tuya, podremos vivir holgadamente, hasta el día que el último viaje nos llamen deprisa, que esperemos que sea tarde y podamos caminar, por las orillas del Mar Mediterráneo muchos días. Todo aquel viaje sin un pronto retorno fue maravilloso, el clima les beneficiaba, y su salud era formidable, ya que sus horas de sentirse joven, eran a diario normales, al dar a sus cuerpos el ambiente necesario para sentir el amor día a día por la persona amada, sin tener que hacer cosas raras, para lograr la felicidad, en los momentos más duros del día. Los viajes a Benidorm, se hicieron un constante, su subida al Balcón era como una gran meta a conseguir, la brisa del mar abierto, y los brillos de las luces al atardecer sobre sus playas de Levante y Poniente, les indicaban que aquel mundo de vacaciones, era algo más que el comer y beber sin demora, su paso por La Tapita, para cenar, les hacía acercarse a su infancia en Castilla, las palabras y los hechos, eran una copia exacta de su juventud, que ahora estaban viviendo en esa oportunidad. Sus paseos por la Playa de Levante y el Benidorm Central, les daba una fuerza de querer sentir la vida como dos jóvenes enamorados. Un día ella le recordó, estoy viviendo una nueva vida, pero con una persona a la que siempre quise, y me siento a veces confundida, no sé si siempre viví contigo, o lo de mi fallecido marido no ha existido, solo sé que te quiero a rabiar, y que no te abandonare nunca, en lo que mi mente razone, y me gustaría que nos fuéramos de este mundo juntos los dos, sin tener que conocer cualquier enfermedad extraña, que nos lleve a la desesperación. El hombre soltó una lágrima de alegría, por un tiempo estaba viviendo su sueño de muchos años, aunque nunca intento romper aquel matrimonio, que un día lejano le dejo hundido, él se encontraba trabajando, en los hornos de una fábrica de La Ría del Nervión, y cuando su familia le comento tal acto matrimonial, esa tarde noche lloró, la rabia y el sin sentido, se adueñaron de su mundo de soltería, y comprendía que no todo en la vida, es amasar dinero para tu futuro, si el futuro es sin la persona que quieres y amas desde la infancia. Aquella noche el chirimiri caía sobre Baracaldo, y desde su habitación sentía como un lamento, al que no podía sobre callar, le parecía que no existían más mujeres en el mundo que aquella que se había casado, sin el hacer nada por impedirlo, fueron días amargados para aquel hombre que ahora se sentía feliz al lado de aquella mujer, que fue su gran sueño, y que por fin era su compañera hasta el fin de sus días, Nadie sabe cómo terminará la historia, pero el drama de la inmigración tuvo muchos episodios de esos, unas veces con personas que fracasaron y otras muchas por la distancia de aquellos años, donde la movilidad era mucho más reducida. Algunos seres humanos, nunca quisieron volver a ver sus raíces, para no tener cargos de conciencia, y dejaron tras de ellos muchos amores rotos, que nunca fueron felices ni el uno ni el otro, al fin esta historia triunfo, y no se debe olvidar los pasos que la vida te tiene reservado, ni los caminos donde terminaran tus pisadas, y muchos menos el saber cómo y cuándo de estas circunstancias, donde el ser humano a veces se hunde o a veces se crece, es el destino quien nos pone en el camino sin poder darle la espalda,
G X Cantalapiedra.
En aquellos días del mes de agosto del año 2018, surgió la más singular aventura, entre aquellas dos personas mayores, que de niños tontearon siendo don seres que nunca se entendieron, más en aquella fiesta de su villa, se acercaron a saludarse, y sin mucho redondeo, enseguida se dieron cuenta que estaban todavía enamorados, era como una fiebre loca, que sin dudarlo les dio pie, para seguir hablando durante la tarde y noche, sin apenas darse cuenta que ella tenía dos hijos y algún nieto, pero su amor de infancia, se notaba sobre el brillo de sus ojos, decidieron irse a dar una vuelta hasta la ciudad de Valladolid, donde los dos conocían sus principales avenidas, y sus puentes sobre el río Pisuerga, se dijeron muchas frases, pero había alguna que se retorcía, al haber pasado demasiados años, más las ideas fluían deprisa, ella enseguida le comento, soy libre soy viuda, tú ya lo sabes, y el sin esperar demasiado la contesto, soy soltero, toda la vida te seguí con el pensamiento, y he deseado tenerte muchas noches en mis brazos, sabes de sobra que inmigre a tierras vascas, y cuando me jubilaron volví de nuevo a este tierra tuya y mía, Los dos seres humanos, entendían que les quedaban algunos años, para poder ser felices, y decirse muchas frases que tenían reservadas. El retorno a su villa fue sin grandes prisas, y sin dejar nada aclarado sobre su futuro, más a la mañana siguiente, los dos de nuevo se encontraron, y siguieron hablando del tema que les tenia intrigados, sobre qué harían después de las fiestas, si ella dejaría el pueblo aquel donde se fue a vivir cuando contrajo matrimonio, y el si se volvería con su hermana a la tierra de Vascongadas, los dos meditaron mucho, y el siendo propietario de un piso en Calpe, Alicante, la indico el vivir allí todo el tiempo que ella quisiera, los dos se agarraban sus manos como dos niños, pensaban en las tardes de paseo por las playas junto al Peñón de Ifach. Todo aquello era un nuevo camino para los dos, no sabían cómo les podría resultar, pero al día siguiente ella les comunicaba a sus dos hijos su marcha hacia Calpe, el al decirle a su hermana lo que tenía pensado hacer, recibió un fuerte abrazo, diciéndole, solo vivimos una vez, si dejamos marchar el tiempo, no habrá una nueva oportunidad, sin tardar demasiado, arranco su coche, y se dirigió, hasta la casa donde estaba aquellos días su futura pareja, que sin demora salía con sus maletas de la mano, y el las adentro en el maletero del coche. Una sonrisa les daba los buenos días, y sus cuerpos temblaban como si fueran dos niños, sus ojos brillaban como queriendo soltar unas lágrimas, pero en aquel momento no era tiempo de llorar, el coche parecía tener prisa para recorrer aquellos seiscientos kilómetros, que les separaban de su próximo domicilio, donde al llegar se dieron cuenta que eran libres de poder vivir a tope su segunda juventud, las dos personas mayores, se adecentaron y se fueron a pasear por las orillas del Peñón, donde existen bastantes restaurantes, sus manos entrelazadas y sus caricias, parecían de jóvenes de quince años, sus miradas eran cómplices del amor que en aquellos momentos les daba una oportunidad. Aunque el teléfono sonaba sin parar, ya que los dos hijos de la mujer, estaban asustados, al ver que su madre les dejaba por un hombre que ellos apenas conocían, pero que fue el gran amor de su vida, aunque tuviera que ocultarlo, para que su marido ya fallecido, no pensara en nada raro. El mucho más tranquilo al no tener ningún hijo, solo hablaba con sus sobrinos y hermanas, sin tener ningún problema de conciencia ni de situación. Los viajes a los alrededores de Calpe, eran continuos, se dejaban ver por Jávea y Denia, lo mismo que por Moravia. Eran lugares bonitos y llenos de personas mayores, sin ningún complejo, donde abundaban muchas gentes de otros países también viajeros, sus ratos de recuerdos eran todos los días, se presentaban en sus mentes, las horas y los días de su pasado perdido, aunque ella siempre diciendo, al fin y al cabo, tengo dos hijos y dos nietos, que seguro que me echan de menos, pero son mis huellas sobre la tierra castellana, que seguro pronto desearan heredar mis propiedades agrícolas, sin darse cuenta que a mí no me hacen falta para nada, con mi pensión y la tuya, podremos vivir holgadamente, hasta el día que el último viaje nos llamen deprisa, que esperemos que sea tarde y podamos caminar, por las orillas del Mar Mediterráneo muchos días. Todo aquel viaje sin un pronto retorno fue maravilloso, el clima les beneficiaba, y su salud era formidable, ya que sus horas de sentirse joven, eran a diario normales, al dar a sus cuerpos el ambiente necesario para sentir el amor día a día por la persona amada, sin tener que hacer cosas raras, para lograr la felicidad, en los momentos más duros del día. Los viajes a Benidorm, se hicieron un constante, su subida al Balcón era como una gran meta a conseguir, la brisa del mar abierto, y los brillos de las luces al atardecer sobre sus playas de Levante y Poniente, les indicaban que aquel mundo de vacaciones, era algo más que el comer y beber sin demora, su paso por La Tapita, para cenar, les hacía acercarse a su infancia en Castilla, las palabras y los hechos, eran una copia exacta de su juventud, que ahora estaban viviendo en esa oportunidad. Sus paseos por la Playa de Levante y el Benidorm Central, les daba una fuerza de querer sentir la vida como dos jóvenes enamorados. Un día ella le recordó, estoy viviendo una nueva vida, pero con una persona a la que siempre quise, y me siento a veces confundida, no sé si siempre viví contigo, o lo de mi fallecido marido no ha existido, solo sé que te quiero a rabiar, y que no te abandonare nunca, en lo que mi mente razone, y me gustaría que nos fuéramos de este mundo juntos los dos, sin tener que conocer cualquier enfermedad extraña, que nos lleve a la desesperación. El hombre soltó una lágrima de alegría, por un tiempo estaba viviendo su sueño de muchos años, aunque nunca intento romper aquel matrimonio, que un día lejano le dejo hundido, él se encontraba trabajando, en los hornos de una fábrica de La Ría del Nervión, y cuando su familia le comento tal acto matrimonial, esa tarde noche lloró, la rabia y el sin sentido, se adueñaron de su mundo de soltería, y comprendía que no todo en la vida, es amasar dinero para tu futuro, si el futuro es sin la persona que quieres y amas desde la infancia. Aquella noche el chirimiri caía sobre Baracaldo, y desde su habitación sentía como un lamento, al que no podía sobre callar, le parecía que no existían más mujeres en el mundo que aquella que se había casado, sin el hacer nada por impedirlo, fueron días amargados para aquel hombre que ahora se sentía feliz al lado de aquella mujer, que fue su gran sueño, y que por fin era su compañera hasta el fin de sus días, Nadie sabe cómo terminará la historia, pero el drama de la inmigración tuvo muchos episodios de esos, unas veces con personas que fracasaron y otras muchas por la distancia de aquellos años, donde la movilidad era mucho más reducida. Algunos seres humanos, nunca quisieron volver a ver sus raíces, para no tener cargos de conciencia, y dejaron tras de ellos muchos amores rotos, que nunca fueron felices ni el uno ni el otro, al fin esta historia triunfo, y no se debe olvidar los pasos que la vida te tiene reservado, ni los caminos donde terminaran tus pisadas, y muchos menos el saber cómo y cuándo de estas circunstancias, donde el ser humano a veces se hunde o a veces se crece, es el destino quien nos pone en el camino sin poder darle la espalda,
G X Cantalapiedra.