OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

CUENCA DE CAMPOS: CASTILLA TE QUIERO (continuación)...

CASTILLA TE QUIERO (continuación)
Francisco Nieva.

Defecto de ese país imaginado por Castilla debe de ser esta susceptibilidad de castas que aparecen entre nosotros, un mundo de acusaciones aviesas, inducidas por un estado de sugestión y represión. No se pueden tocar ciertos temas porque tienen el marchamo de “facha”. Porque no se lo endilguen a alguno de nuestros “pensadores” son capaces de meterse en una huronera y no salir jamás de allí. Desde el punto de vista del pensamiento y de la crítica sí que hemos hecho mal la transición.

Los tópicos imperiales de Franco también han resbalado sobre Castilla, la verdadera. Y es de sospechar que si el régimen hubiera durado unos años más, Castilla estaría más devastada. Sobre estos pueblos que decaen se ha aplicado un rigor monstruoso, el paso a la cultura industrial se ha hecho con tan poca cultura humanista en su adaptación que no hay región de España peor tratada, en donde más se haya hecho por borrar identidad étnica tan interesante y tan compleja, como es ésta.

En fin, para qué lamentarse. Como decía, ya lo hemos conseguido, y así tendría que ser. Eso que se apaga en estos pueblos es algo bello y noble que ha contribuido a forjar nuestra sensibilidad. Cuando vemos levantarse el sol sobre estos pueblos sordos y mudos sentimos, siento yo, una sensación de coacción brutal. Tengo que sustituir una cultura por otra cosa, por algo que sin duda me viene de fuera. Pero, ¿debo abandonarlo así, sin contemplaciones, sin respetar esa parte de mi identidad? Pero ¿adonde voy yo con tan poco bagaje? Algo de esto tiene que conservarse en mí. La vida humana puede ser evolución, pero también continuidad. Aquí, las gentes estupendas de estos pueblos se desahogan bailando la jota de tapadillo, entre los desmoronados relieves de adobe, como fantasmas de su identidad que se dispersa, mientras en el resto de España hay un guirigay folclórico de todos lo demonios. Injusticias y tonterías de este país. Esto es más digno, más patético y menos cutre.
La alta costura castellana tiene un tono de inigualable elegancia. Entro en una iglesia de Medina de Rioseco y se esta celebrando la misa. Frente a ese impresionante retablo se siente necesidad de la música de Tomás Luis de Vitoria, pero una monja “acólita” canta unas monsergas anglicanas en español. Es una misa pueril. Los curas atrasados tienen una justificación estética de peso al añorar los solemnes latines.
Castilla se impone en esos melosos y rutilantes estofados, en la teatral y embaucadora gesticulación de esos santos. Estos es maravilloso y está demasiado presente: y detrás de todo esto hay una emoción y una idea que tampoco se van.
Hay por los soportales de Rioseco un perfume de confitería antigua. Y pronto veo una que es como una zapatería de pasteles largos y hojaldres, baja de techo, acogedora, un antro mágico donde se respira un polvillo de cándida harina. CASTILLA, te quiero.