ADALIA (Valladolid)

Campanario. Foto de Juan Alvarez

MÁS ALLÁ DE LA HERIDA, (de Miguel Hernández)

“Llegó con tres heridas; la del amor, la de la muerte, la de la vida…” Quizá con este breve poema, Miguel Hernández nos resume su calvario, nos abre la puerta y, nos invita a probar la hiel humana. Ahora que se ha puesto de moda la “Memoria Histórica”. Pues no hay más que leerle y desenterrar los horrores de la guerra civil –que no sé por qué la llamaron civil – a un holocausto, desencadenado entre hermanos, en una supuesta civilización del siglo veinte.
Ya ... (ver texto completo)
MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

¿Que sentido tiene la vida, si todo termina con la muerte…?. Una buena pregunta que siempre nos hacemos, los que tenemos la inquietud del misterio del más allá. El guiño de esta inexcusable dama de la güadaña que a todos llama por igual, cada vez que se cae la hoja de nuestro calendario. La muerte inevitable no deja de ser un implacable juez que a todos nos interroga íntimamente, lo mismo a los ateos que a los creyentes, cuando llega tan inesperado trance.
Hace varios años, ya escribí este mismo título sobre el mismo dilema. Ahora por motivos familiares lo he vivido recientemente con una sobrina muy joven y, no es fácil soportarlo cuando quedan adolescentes sin una madre. Este drama raramente puede ser aceptado serenamente por muy buena filosofía que tengamos, (como en el tanatorio leía en la revista “Adiós” un artículo sobre la plácida muerte de Sócrates). Los velatorios por desgracia, reúnen a las familias y, no deja de ser motivo de reencuentros, de diálogos y reflexiones. Yo no concibo mi muerte de momento, sólo veo la vida como un viaje venturoso e inexorable. En el que si tenemos dos euros en el bolsillo, uno hay que gastarlo en pan para nuestro cuerpo, y el otro, en flores para la espiritualidad del alma.
Se muy bien que no puedo reírme de la muerte, pero ya tengo pensado mi epitafio, imaginándome ser como una gaviota para volar alto, como la de Juan Salvador Gaviota. Además con lo que a mi me gusta la música clásica, que menos que suene de fondo un oboe lánguido de algún adagio barroco, para que me acompañe románticamente a la eterna morada. Por eso no quiero que me quemen, por si acaso. Como dice Sócrates en su máxima, “conócete a ti mismo”, una virtud muy halagüeña, pero difícil de encontrar entre los entresijos de nuestra complicada existencia. Buscar en el interior humano, hasta encontrarnos a nosotros mismos, no deja de ser un buen motivo de sabiduría, mejor dicho, un motivo para ser más conscientes de nuestra ignorancia.
Si miramos otros aspectos del tema, y curioseamos dentro de nuestra envoltura humana, me gustaría referirme al tan traído y llevado tema de las experiencias en el umbral de la muerte. Algo de lo que muchos están convencidos, pero nunca sabremos si es verdad, hasta que lo habitemos definitivamente. El doctor A. Moody en su libro “Vida después de la vida” investiga a varios pacientes que estuvieron en ese umbral, parece que todos coinciden en la famosa luz, entrando por el túnel de la paz. Las experiencias místicas son muy variadas y, como dice otra reconocida doctora Elizaberth Kübler-Ross, (dieciocho veces honoris causa) que casi todas las experiencias de este tipo ocurren en el momento mismo en que las ondas vitales, no pueden ser medidas por la actividad cerebral. Esta doctora, que a veces, presentó sus ideas junto al famoso teólogo católico Hans Küng cuenta en un libro como ella misma tuvo experiencias extracorpóreas, como otros veinte mil casos a través del mundo entero. Personas que habían sido declaradas clínicamente muertas y, que fueron llamadas de nuevo a la vida, es decir, llamadas “desde la otra orilla”. Como diría mi admirado José Luís Martín Descalzo.
Vida después de la muerte, quizá sólo es un acto de fe, porque no es fácil integrar todo el conocimiento que algunas personas muy próximas a los moribundos han tenido. Se trata más bien de una toma de conciencia, de algo mucho más grande que nosotros mismos, algo más, creado en esta vida. Y, que inexplicablemente determina el axioma de un todo, más allá de la muerte.
Jacinto Herreras Martín ... (ver texto completo)
MÁS ALLÁ DE LOS EXTRATERRESTRES

Quien sabe si este planeta perdido entre millones de galaxias en el cosmos, alguna inteligencia superior, pueda encontrarnos antes que nos hayamos autodestruido. El agujero de ozono, el cambio climático, la miseria del hombre por nuestra propia ambición, es suficiente como para que nos miren compasivamente.
Ya hace tiempo que se puso en marcha, aquel ambicioso proyecto S. A. T. I. Un radiotelescopio capaz de detectar un estornudo a millones de kilómetros, con un costo de diez mil millones de las antiguas pesetas, muchas menos que estrellas hay en la vía láctea. Encontrar señales de vida en otros mundos, aumentaría la incertidumbre, que las distancias no permitirían tener un encuentro con E. T. de momento. Y menos con nuestra mentalidad invasora. Cuando tengamos naves que puedan desplazarse a la velocidad de la luz, será el factor tiempo más que el factor espacio, el que aumente la improbabilidad de coincidir con diversas formas de vida. Ya no estaremos aquí, y el espécimen humano se habrá deteriorado mucho más.
Puede que nos lleven estudiando mucho tiempo, como nosotros estudiamos a los virus, y nos encuentren poco atractivos, comparados con la pura inteligencia cósmica, o el simple sentido común de un armonioso equilibrio.
El viejo espíritu de Colón, ya ha partido varias veces de esta diminuta isla llamada tierra, hacia el espacio infinito. El océano cósmico tendrá nuevos mundos que descubrir, es lógico pensar que no estaremos solos. ¿Cómo entender tanto derroche infinito de estrellas, para ser los únicos dueños del universo?.
Existe el fenómeno O. V. N. I., pero apenas se le muestra atención por la ciencia, es poco menos que un tabú, un tema de ocultismo para todos los gobiernos del mundo, a pesar de la abundante casuística de avistamientos. Claro que poco pueden hacer, ante un fenómeno tan escurridizo que desafía las leyes físicas y, que altera el psiquismo humano hasta la demencia. La extrañeza de los contactados, sea o no sea una burda patraña, sigue siendo un misterio en el ser humano.
La pasión de trascender a otra vida que tenga mayor sentido, la carencia de unos valores humanos, en esta sociedad insolidaria, el desencanto subyace en lo más profundo del ser, complica mucho más el tema, creyendo ver en los extraterrestres los ángeles salvadores, como una seudo religión en muchos casos.
Algunos centros de estudio han sido rigurosos en sus investigaciones, como el antiguo C. I. O. V. E. de Santander, como consta en sus publicaciones de “cuadernos de ufología”. Otros se fueron por la simple especulación, desprestigiando un tema tan trascendental para la humanidad.
A la orilla del océano cósmico está el hombre y, su curiosidad de saber si está solo, como el capitan Nemo en la isla misteriosa, siguiendo el rastro de unas huellas imperceptibles. La inquietud de saber, sigue siendo un misterio más allá de los extraterrestres.

Jacinto Herreras Martín ... (ver texto completo)
Estas campanas las repicábamos los mozos de Adalia. El redoble de las dos campanas al mismo tiempo, lo hacíamos mientras duraba la procesión por las calles del pueblo.
Sonaban con alegría en las fiestas, o con tristeza en los funerales.
Esas campanas son la dulce llamada al culto religioso y, a la vez, la nostalgia de tiempos pasados en la que su sonido limpio nos congregaba a todos.
Recordando hechos curiosos en ADALIA, los de mi edad se acordarán de un simpático personaje, Luisito el de Pozaldez que cantaba aquello de: "Este mozo/ hecha otro baile/ para las chicas/ de este pueblo...etc.
Y un curioso poemilla, o relación que se hacía el día de San Antón (el cual puse, pero no se lee seguido). Hecho por la Sra. Agustina Mangudo y recitado por mi hermano Valerico Herreras en 1950.
¡¡Oh, glorioso San Antón!!/
El diecisiete de enero/
Hoy te vengo a saludar/
Y a contarte, lo ... (ver texto completo)
Oye bonita hay que sre macabra, hablanos del campo, de las amapolas de los almendros en flor pero deja eso que ya llegara, ahora vente a Valladolid a comprar ropa que son las rebajas.
Estas campanas sonaban a menudo, cuando las repicabamos con fuerza todos los mozos el 6 de mayo, día de la fiesta principal.
Su tañir sonaba con alegría por el entorno, invitando a reunirnos en la Iglesia, lo mismo que sonaban con tristeza, si alguien se fallecía.