Sentadas sobre el banco de piedra y hamacas, fachada casa de Santiago Dolado, MEZQUETILLAS

-. Componentes del grupo, de izquierda a derecha: Victoria Dolado, sentada en la hamaca; Gregorio Dolado; Angelines de Francisco; Juana Dolado, hermana de Victoria; Avelina Dolado; Irene, la esposa de Gregorio Dolado; Cándida de Francisco, la Esposa de Santiago Dolado; Mari Carmen Dolado; Ana Sánchez, mi esposa; Juana y Cándida Dolado, esta última de perfil, ambas sentadas en las hamacas.

HOY LAS QUIERO RECORDAR:
Dedicado a todas las mujeres del mundo, especialmente para nuestras madres y abuelas.

Hoy las quiero recordar
porque lo merecen ellas,
mujeres que conocí
cuando crecí por mi tierra,
en aquella vida dura
de trabajo y de miseria.

De ir a lavar a los arroyos
a las charcas o las acequias,
a los ríos, a los pantanos
y a gargantas de agua fresca,
en rústicos lavaderos
a veces lanchas de piedra.

En el mejor de los casos
lavaderos de madera,
y un cojín para las rodillas
en las rusticas tajuelas,
que era un trabajo mas
caminar con ello a cuestas.

Con el cesto de la ropa
encima de la cabeza,
un barreño en el cuadril
y en el otro la tajuela
desde la casa al arroyo
caminando como reinas.

Erigidas, pisando firme,
con aquella fortaleza,
a lavar hacían camino
desde la niña a la abuela,
con aquel semblante alegre
guapas bonitas y bellas.

Se merecen mi recuerdo
que se lo dedico a ellas,
porque ellas si pasaron
muchos trabajos y penas,
no solo lavando ropa
sinó con otras tareas.

Los cochinos, las gallinas,
en el huerto y en la era,
incluso ordeñar las cabras
por tener la leche fresca,
ir por agua hasta la fuente
y alguna vez a por leña.

Y me falta que decir
lo mas principal de ellas,
que era criar a sus hijos
a veces mas de la cuenta,
unos pidiéndole pan,
otros pidiéndole teta.

Y en el día de la mujer
ellas merecen mis letras,
hoy recordando el ayer
de nuestras madres y abuelas,
y no tener que volver,
y menos retroceder,
a vivir la vida aquella.

AUTOR: Ceferino Carpintero Prieto, poeta extremeño.
Dedicada a todas las mujeres del mundo, pero sobre todo va dedicada a nuestras madres y abuelas,
muchas de ellas no tuvieron ni siquiera el derecho a quejarse.
(Agosto de 2005)