El de la
foto es el último herrero de Berlanga. Ya está jubilado pero sigue trabajando porque es un pecado que se pierda todo su saber alquímico. Un día su trabajo era fundamental en la vida cotidiana pero el mundo ha cambiado tanto que estamos convirtiendo en
museo todo lo que va quedando en segundo plano. Y ya no hay alpargateros sino museo de las alpargatas, y nos quitaron el
tren porque es mas moderno el
coche y las
carreteras (¡insensatos!)y ya solo queda la
historia del tren y una
estación ... (ver texto completo)