GALAPAGARES: CON LAS DUDAS A CUESTAS EN LO QUE DURO SU VIDA...

CON LAS DUDAS A CUESTAS EN LO QUE DURO SU VIDA
Aquella noche de finales de Octubre del año 1963, seria para aquel joven, una noche que ya nunca olvidaría. Terminaba de trabajar en un lugar del monte, talando árboles, a una distancia de unos 20, kilómetros de su hogar, y de regreso a su domicilio, que aquella noche se retraso más de la cuenta, por estar cargando un camión de madera, aunque un poco después inicio su camino de diario. Al ir circulando, notaba como sus ojos le hacían llorar, sin encontrar ningún motivo, el joven circulaba en una moto de pequeña cilindrada, cuando en la carretera que le conducía a su pequeño pueblo, de repente se dio cuenta, que un aparato de tamaño bastante grande, ocupaba el centro del paso de vehículos, en dicha carretera, se dio cuenta que algo raro estaba pasando, y detuvo su moto, sin pensarlo demasiado, aunque un olor como de estar entre azufre, le llegaba con bastante fuerza, además le imponía respeto, aquellas luces de distintos colores, con ráfagas hacia todas las partes del contorno, intento agacharse en la cuneta para no ser visto, pero se ve que aquellos seres eran muy inteligentes, acudieron a su lado, para llevárselo sin ninguna resistencia, el joven perdió la conciencia, aunque él se cree, que le debieron de dar, algo, para quedarse completamente dormido, habrían pasado como unas tres horas de aquella noche profunda, en aquella carretera comarcal, que se quedaba sin circulación toda la noche, ya que nadie de aquellos pueblos medio abandonados, en aquellos años podía permitirse tener un coche, para poder pasearse con el y mucho menos por la noche. El despertar del joven fue de estar medio muerto, tenia temblores por todo el cuerpo, que no le dejaban reaccionar como una persona normal, sus labios y ojos, permanecían cerrados y sin poder expresar palabra, el frío de la madrugada, le hicieron darse cuenta que estaba en el más absoluto abandono. Su familia no se había preocupado por él, ya que si tenía la moto averiada, se quedaba a dormir en la caseta que tenían de vestuario, los leñadores y taladores del monte. Quizá en un golpe de fuerza, intento llegar hasta donde el pensaba que había decidido pararse, para comprobar que era aquel artefacto tan grande e iluminado, por fin después de andar un buen trozo de la carretera, comprobó cómo estaba su moto en la cuneta tirada, intento salir de allí con su moto, pero parece que tardo un tiempo en arrancar, le fallaba el motor, y el pedal de arranque, apenas podía moverle, la noche parecía mucho más terrible, el mismo pensaba, si decidieran volver a por mí, seguro que sería para eliminarme. Por fin arranco su moto, y sin pensarlo dos veces, marchó hacía su casa de aquel pueblo, donde nadie se sentía preocupado. Al llegar a su vivienda, entro en ella sin apenas meter ruido, y se dirigió al baño, para quedarse desnudo, y comprobar, como su cuerpo, estaba lleno de señales amoratadas, por distintos lugares. Su mente empezó a tratar de entender aquel secuestro de la carretera. Nadie en su casa sabía nada, de lo que aquella fatídica noche había pasado, solo el joven, se daba cuenta de tan triste encuentro, a la mañana siguiente, se fue a ver a el médico rural que pasaba consulta de mañana, antes de visitar otros pueblos. El buen médico, le comento el como se le habían producido esas enormes marcas rojizas en todo su cuerpo. El joven le respondió con palabras claras, aunque el médico llego a pensar, este hombre esta como una cabra, y tan solo le receto unas pastillas calmantes para sus nervios, que estaban desatados. Luego con los años, el joven falleció de una enfermedad, que nunca fue diagnosticada. Y su secreto se le llevo a la tumba, sin poder entender lo que aquella noche él vivió. G X Cantalapiedra.