ESPERANDO QUE EL AMOR RESUCITARA
Aquel hombre mayor, que durante su juventud fue un estilista, machista y exigente, se veía con ochenta y pico años en la Residencia de Ancianos de su localidad, con la esperanza de que una de sus pretendidas novias de joven, le hiciera caso al quedarse viuda, Más esta mujer con hijos todos casados no quería ni oirle sus pretensiones, el hombre al ver que el tiempo se le pasaba, intento declararse a la que fuera su medio novia, ofreciéndola lo que de joven no fue capaz, La señora aunque viuda tenía sus amigas de toda la vida, y no la interesaba estar con este hombre que su salud no era demasiado buena, El hombre en su soledad de la noche pensaba que seria una solución fabulosa, ya que era una persona buena y formal, además de ser una espléndida ama de casa, Este hombre salió a su encuentro varias veces, unas haciéndose el encontradizo y otras descaradamente. La señora no admitió sus pretensiones. Uno de esos días la señora le contestó, “eso que me ofreces ahora, hace sesenta años te lo hubiera agradecido, en este momento me sobra con el cariño de los míos”, El hombre se venía abajo, sentía que su amor resucitado no le importaba nada a ella, y él lo que buscaba era estar acompañado. No quería ni casarse ni juntarse con cualquiera otra mujer, solo esa señora viuda le levantaba el ánimo, Más los días se fueron pasando y pronto llegó el invierno frío de esa tierra castellana, y el hombre aquel no lograba su pensamiento, se daba cuenta que cada día que pasaba estaba más flojo y con menos ganas de comer y vivir soñando, hablaban de la primavera algunos compañeros de Residencia, más para él era un camino difícil de andar, cada semana que pasaba su vida era más débil, su forma de pensar se veía atrofiada, y al levantarse cada mañana le parecía que su ultimo proyecto le estaba fallando, no existía marcha atrás, ni podía culpar a nadie de su forma de actuar en juventud, Pensaba de joven que se podía comer al mundo, y al verse mayor pensaba que el mundo se le estaba comiendo a él sin prisa. No quiero contar como termino su vida, más la señora supo estar a la altura de su dignidad, G X Cantalapiedra. 25 – 9 – 2025.
Aquel hombre mayor, que durante su juventud fue un estilista, machista y exigente, se veía con ochenta y pico años en la Residencia de Ancianos de su localidad, con la esperanza de que una de sus pretendidas novias de joven, le hiciera caso al quedarse viuda, Más esta mujer con hijos todos casados no quería ni oirle sus pretensiones, el hombre al ver que el tiempo se le pasaba, intento declararse a la que fuera su medio novia, ofreciéndola lo que de joven no fue capaz, La señora aunque viuda tenía sus amigas de toda la vida, y no la interesaba estar con este hombre que su salud no era demasiado buena, El hombre en su soledad de la noche pensaba que seria una solución fabulosa, ya que era una persona buena y formal, además de ser una espléndida ama de casa, Este hombre salió a su encuentro varias veces, unas haciéndose el encontradizo y otras descaradamente. La señora no admitió sus pretensiones. Uno de esos días la señora le contestó, “eso que me ofreces ahora, hace sesenta años te lo hubiera agradecido, en este momento me sobra con el cariño de los míos”, El hombre se venía abajo, sentía que su amor resucitado no le importaba nada a ella, y él lo que buscaba era estar acompañado. No quería ni casarse ni juntarse con cualquiera otra mujer, solo esa señora viuda le levantaba el ánimo, Más los días se fueron pasando y pronto llegó el invierno frío de esa tierra castellana, y el hombre aquel no lograba su pensamiento, se daba cuenta que cada día que pasaba estaba más flojo y con menos ganas de comer y vivir soñando, hablaban de la primavera algunos compañeros de Residencia, más para él era un camino difícil de andar, cada semana que pasaba su vida era más débil, su forma de pensar se veía atrofiada, y al levantarse cada mañana le parecía que su ultimo proyecto le estaba fallando, no existía marcha atrás, ni podía culpar a nadie de su forma de actuar en juventud, Pensaba de joven que se podía comer al mundo, y al verse mayor pensaba que el mundo se le estaba comiendo a él sin prisa. No quiero contar como termino su vida, más la señora supo estar a la altura de su dignidad, G X Cantalapiedra. 25 – 9 – 2025.