EL CAMINO DEL OLVIDO
Aquel hombre ya con sus setenta y algún año más, se veía solo sin familia ni amigos, tan solo la soledad le acompañaba en su casa, Su esposa había fallecido hacia cierto tiempo, y desde entonces este hombre no levantaba cabeza, no trataba de estar en una residencia, ni tampoco marcharse lejos de su tierra, donde muchos días visitaba la tumba de su esposa, en su soledad pensaba que el olvido era imposible, y que las ganas de vivir cada vez eran peores, el hombre hablaba con algún vecino, comentaba muchas veces que su vida no tenía interés ninguno, y que su camino fue feliz en lo que su esposa le acompañaba, no tuvo hijos y los sobrinos ni se acordaban de este hombre que tuvo una vida tranquila y sosegada, En esas noches de tormentas de verano, cuando los rayos daban un resplandor que le dejaban su habitación iluminada, pedía a la Madre Naturaleza que le quitase de en medio, para poder saber que fue de su esposa, a la que tanto él apreciaba y quería, hubo momentos en su vida que pensó ir a buscarla, luego le parecía ir contra esas leyes naturales de la supervivencia, y volvía de nuevo a querer marchar al Campo Santo para hacer aquella visita llorada y sentida. Tuvo noches que pensó salir gritando a la calle diciendo que se quería morir, y que el solo se tomaba muchos medicamentos para lograr su objetivo, Alguna vez tuvo las pastillas en su mano, más algo siempre le distraía, y dejaba de pensar en su pésimo resultado, Otra tarde se marchó hasta un Puente llamado popularmente el del suicida, y viendo el agua hacer espirales se asustó, le faltaba el valor que algunos seres humanos tienen cuando no están bien de su cerebro,
Este hombre sin el buscarlo la pandemia del año 2020, le arrebato la salud, y sin el darse cuenta logró lo que tantas veces le falto el valor para cumplirlo, esperó que la Madre Naturaleza le recibiera con los brazos abiertos, y su esposa en la otra vida fuera su consuelo, si es que el más allá tiene su puerta abierta. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre ya con sus setenta y algún año más, se veía solo sin familia ni amigos, tan solo la soledad le acompañaba en su casa, Su esposa había fallecido hacia cierto tiempo, y desde entonces este hombre no levantaba cabeza, no trataba de estar en una residencia, ni tampoco marcharse lejos de su tierra, donde muchos días visitaba la tumba de su esposa, en su soledad pensaba que el olvido era imposible, y que las ganas de vivir cada vez eran peores, el hombre hablaba con algún vecino, comentaba muchas veces que su vida no tenía interés ninguno, y que su camino fue feliz en lo que su esposa le acompañaba, no tuvo hijos y los sobrinos ni se acordaban de este hombre que tuvo una vida tranquila y sosegada, En esas noches de tormentas de verano, cuando los rayos daban un resplandor que le dejaban su habitación iluminada, pedía a la Madre Naturaleza que le quitase de en medio, para poder saber que fue de su esposa, a la que tanto él apreciaba y quería, hubo momentos en su vida que pensó ir a buscarla, luego le parecía ir contra esas leyes naturales de la supervivencia, y volvía de nuevo a querer marchar al Campo Santo para hacer aquella visita llorada y sentida. Tuvo noches que pensó salir gritando a la calle diciendo que se quería morir, y que el solo se tomaba muchos medicamentos para lograr su objetivo, Alguna vez tuvo las pastillas en su mano, más algo siempre le distraía, y dejaba de pensar en su pésimo resultado, Otra tarde se marchó hasta un Puente llamado popularmente el del suicida, y viendo el agua hacer espirales se asustó, le faltaba el valor que algunos seres humanos tienen cuando no están bien de su cerebro,
Este hombre sin el buscarlo la pandemia del año 2020, le arrebato la salud, y sin el darse cuenta logró lo que tantas veces le falto el valor para cumplirlo, esperó que la Madre Naturaleza le recibiera con los brazos abiertos, y su esposa en la otra vida fuera su consuelo, si es que el más allá tiene su puerta abierta. G X Cantalapiedra.