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EL BURGO DE OSMA: CUANDO EL DEMONIO SE ENREDA...

CUANDO EL DEMONIO SE ENREDA
Era una noche de esas de tormentas de verano, digamos acabando agosto, de hace ahora muchos años, quizá más de sesenta y cinco, y pienso que el demonio vino con dicha tormenta, algunos comentaron que no era posible su presencia, en aquel lugar donde nunca pasaba nada. Más esa noche parece que trato de entrar en casa de un hombre mayor viudo desde hacia no mucho tiempo, El demonio llamo a su puerta, y el hombre le dejó pasar, tenía ganas de conversar con el primero que llegase a su domicilio, el demonio oculto sus cuernos, sus pies de chivo y sus barbas de mucho tiempo, el hombre le ofreció su vino de un porrón que tenia lleno, y el demonio intento sacarle su vida actual y la época pasada, el hombre viudo le contó cómo se acordaba de su esposa, que no la podía olvidar, y trato de engañarle con fotos de mujeres bellas, para que iniciara una nueva etapa, sin recordar a su esposa fallecida, el hombre se veía enredado, el demonio le ponía demasiado fácil su camino futuro, y le comentó el demonio, debes salir de noche de tu casa, aunque este la noche cómo ahora mismo de tormenta tenebrosa, El hombre se veía desbordado, el demonio camuflado de persona normal le fascinaba con sus futuras aventuras, el hombre notaba que la tormenta no terminaba, que los rayos iluminaban su domicilio a fondo, que incluso dejaban señales de ver luminosidad en los rincones más oscuros de la casa. Y de pronto aquel hombre ya mayor, que jamás hizo de menos a su esposa, le preguntó al demonio quien era él para darle tantos consejos de diversión pagada, El demonio le contesto, yo pasaba por aquí y viendo la tormenta tan enorme pensé animarle para que empiece su nueva vida, el hombre dentro de si llevaba su pena, más a nadie le comentó lo que el sentía y sufría, en aquel rife rafe el demonio le liaba a tope, más una voz desde el más allá, le abrió los ojos, diciéndole, “échale fuera de tu casa a ese diablo que te quiere liar y llevarte con él al infierno”, Tuvieron malas palabras cuando la tormenta parecía pasar de largo, el demonio se marchó sin lograr su objetivo, y el hombre se quedó pensando en la conversación tan poco normal de aquel ser que no tenia zapatos, y sus barbas relucían cuando los rayos azotaban aquel pueblo pequeño de Castilla, donde al día siguiente algún vecino le preguntaba por aquella visita inesperada, y el hombre se quedó sin palabras, solo dijo, “era un ser extraño, pero tenía mucha labia y mucho camino andado, casi me deja noqueado, o mejor dicho hacerme amigo suyo de noches endiabladas. G X Cantalapiedra.