LAS MANZANAS DE LA RASA
En las orillas del Duero
entre brisas de La Rasa,
existe el amor sincero
por ver como el verde arrasa.
El Duero sigue su marcha
entre manzanos floridos,
mientras la magia se engancha
en estos campos erguidos.
Los manzanos van marcando
veredas que son clamores,
en su verdor ves flotando
plantaciones de sabores.
Estos verdores se sienten
con cariño de esta tierra,
y un buen futuro presienten
que solo el recuerdo entierra.
La manzanas de La Rasa
haciendo pared al Duero,
es un verde que se amasa
con presente lisonjero.
Los misterios de La Rasa
se pierden en el pasado,
el tiempo solo se basa
en un presente logrado.
Manzanas de mil colores
puede lucir su arboleda,
su paisaje da candores
como brillo de la seda.
Es tan raso su camino
que piensas en la distancia,
La Rasa tiene en su signo
una bonita elegancia.
Los trenes son olvidados
en su contorno florido,
La Rasa tiene guardados
algún pasaje perdido.
G X Cantalapiedra.
En las orillas del Duero
entre brisas de La Rasa,
existe el amor sincero
por ver como el verde arrasa.
El Duero sigue su marcha
entre manzanos floridos,
mientras la magia se engancha
en estos campos erguidos.
Los manzanos van marcando
veredas que son clamores,
en su verdor ves flotando
plantaciones de sabores.
Estos verdores se sienten
con cariño de esta tierra,
y un buen futuro presienten
que solo el recuerdo entierra.
La manzanas de La Rasa
haciendo pared al Duero,
es un verde que se amasa
con presente lisonjero.
Los misterios de La Rasa
se pierden en el pasado,
el tiempo solo se basa
en un presente logrado.
Manzanas de mil colores
puede lucir su arboleda,
su paisaje da candores
como brillo de la seda.
Es tan raso su camino
que piensas en la distancia,
La Rasa tiene en su signo
una bonita elegancia.
Los trenes son olvidados
en su contorno florido,
La Rasa tiene guardados
algún pasaje perdido.
G X Cantalapiedra.