Francisco, "el de la Nati"
Siempre se movía embozado detrás de una sonrisa de
puertas abiertas.
Reflejo seguro, de un carácter simpático y extrovertido, y pasaporte imprescindible para hacerse
amigo de los del
pueblo. Algo que consiguió desde el primer día y con mucha facilidad, porque era un hombre de los que se hacen querer. Afable, cordial, enormemente educado y de palabra fácil y entretenida. Virtudes suficientes para hilvanar esas tertulias interminables de los
Blacos de agostodespuésdelasiesta.
Puede
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