El
viejo olmo refrescaba las
tardes de
verano.
El viejo olmo cubría la
plaza con sus
manos.
El viejo olmo criaba jilgueros en sus
ramas.
El viejo olmo adornaba el cemento con sus canas.
El viejo olmo nos vió crecer y hacernos viejos.
El viejo olmo se fue un día, pero no muy lejos.