Abrigados hasta los huesos, con un frío que hacía temblar al más caluroso, se iba casa a casa, con cencerros, panderetas, almireces y botellas de anís canturreando al más típico estilo americano villancicos, para que saliera el o la dueña de la casa y nos agasajara con todo tipo de manjares de aquella época, desde polvorones a cacahuetes, pasando por trozos de turrón y alguna que otra moneda.
A la hora de repartir todos atentos para recibir el agasajo, como se ha dicho anteriormente........ corrían otros tiempos!.
A la hora de repartir todos atentos para recibir el agasajo, como se ha dicho anteriormente........ corrían otros tiempos!.
Efectivamnete corrian otros tiempos, y como se valoraban esas cosas, nos parecía un mundo. Recuerdo que las veces que he estado en el pueblo en estas fechas y pediamos el aguinaldo, me queda la imagen del reparto en la cochera de Luis y Corona.... es una pena que se pierdan estas tradiciones, pero hoy ya sería imposible.
