Me has hecho recordar esos buenos veranos, cuando sálíamos todos, había guerras de agua totalmente improvisadas y efectivamente, nos lo pasábamos bien aunque estábamos toda la tarde en la hermandad o el ayto bailando y ensayando. Era genial!¡QUE PENA!Es una lástima que no se pueda rescatar ese espíritu y esas ganas de hacer cosas.
Diamar.
Diamar.