A mi me gusta el
pueblo, y me trae al pairo lo que los demás opinen de mí, si me cortan un
traje, que me lo corten, espero que al menos sea de mi talla.
Me molesta que digan cosas que no son ciertas, pero demasiado tiempo ocioso, la envidia y el aburrimiento, hace inevitable que la gente saque su lado oscuro y hable mal de otros porque sí.
Los
amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano y a veces sobran dedos, pero en los
pueblos pequeños eso es lo que hay.