SEGOVIA CAPITAL:
Su origen remoto e incierto explicado por los historiadores antiguos mediante la figura mítica de “Hércules” y en la actualidad, a través de la arqueología como de un asentamiento prerromano, sin que en este aspecto se haya profundizado mucho más.
Su emplazamiento se caracteriza por el aspecto de acrópolis que la define pero sin olvidar que gran parte de la población se extendía por el llano, en realidad, una ladera, abierto e indefenso. Esta dualidad es la que caracteriza la historia de Segovia. Por una parte, la ciudad, amurallada y delimitada por las gargantas del Eresma y del Clamores, como sede del poder y, por otro lado, los valles y las laderas que se expanden hacia el sur, como lugar del trabajo. Cabeza y corazón de un organismo que precisa de ambos y que ha permitido su adaptación a las distintas coyunturas.
Las especiales condiciones de la cuenca del Eresma hicieron surgir los primeros brotes de vida y los cambios inherentes a todo proceso histórico hicieron volver los ojos hacia la roca que domina la ciudad que fue determinante de la posición preeminente otorgada por Roma así como en la Edad Media.
Su origen remoto e incierto explicado por los historiadores antiguos mediante la figura mítica de “Hércules” y en la actualidad, a través de la arqueología como de un asentamiento prerromano, sin que en este aspecto se haya profundizado mucho más.
Su emplazamiento se caracteriza por el aspecto de acrópolis que la define pero sin olvidar que gran parte de la población se extendía por el llano, en realidad, una ladera, abierto e indefenso. Esta dualidad es la que caracteriza la historia de Segovia. Por una parte, la ciudad, amurallada y delimitada por las gargantas del Eresma y del Clamores, como sede del poder y, por otro lado, los valles y las laderas que se expanden hacia el sur, como lugar del trabajo. Cabeza y corazón de un organismo que precisa de ambos y que ha permitido su adaptación a las distintas coyunturas.
Las especiales condiciones de la cuenca del Eresma hicieron surgir los primeros brotes de vida y los cambios inherentes a todo proceso histórico hicieron volver los ojos hacia la roca que domina la ciudad que fue determinante de la posición preeminente otorgada por Roma así como en la Edad Media.