En el siglo VI a. de C. se excavó en la isla de Samos, en el mar Egeo, un túnel de 800 metros bajo la supervisión del arquitecto griego Eupalino. El túnel fue iniciado por ambos extremos, y las dos mitades se unieron a sólo 60 centímetros del centro. Fue una hazaña de precisión asombrosa para aquellos tiempos.