En la
Catedral.
Sobresaliente sobre muchas del templo, no en vano cierra el eje axial de significación de la
iglesia. En ella se encuentra el
Cristo de las Batallas, imagen que llevaba el obispo Jerónimo, primer pontífice salmantino de la reconquista cuando acompañaba al Cid en la recuperación de
Valencia.
El
retablo que acoge el crucificado es obra de Alberto de Churriguera y fue donado por el obispo Sancho Granado hacia 1734. En esta misma
capilla se encuentra el último sepulcro de dicho prelado. Con posterioridad se reubicó en esta capilla la imagen de la
Virgen del Carmen procedente de la iglesia del
Convento de
San Andrés, de gran calidad.