Recuerdo cuando se arregló la
Iglesia. Los chicos entrabamos y saliamos de la Iglesia pues era el sitio de
reunión a la fresca de la tarde después de
comer. A veces casi ni comíamos y rápidamente al portalillo de la iglesia.
Don Marino que era el cura de entonces, no se conformó von ver las obras desde abajo, sino que quiso tener otra perspectiva y no se le ocurrió otra cosa que subir a los andamios y pisar la uralita que se colocaba arriba (hoy todavía se conserva). Él que estaba entradito en carnes
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