No hay ya ni
bodas ni
bautizos. Algún entierro, algún funeral...
Pero había bodas y bautizos y
fiestas y aquellos horribles "misioneros" amenazandonos a los pecadores con un infierno eterno. Habia una vida aislada y girando en sí misma. Y estaban los abuelos y los padres... Casi no quedan más que recuerdos en el fondo del alma. Esta
Iglesia en su infinita humildad ha sido testigo de historias de amor y muerte de vida y esperanzas que se diluyen en el aire purísimo de Gredos que como altivo y mudo
... (ver texto completo)