A mediados del S. X ya se nos habla que Salamanca posee aceña, molino, pesquera, lo que presupone la existencia de equipos técnicos especializados y de mano de obra abundante así como medios de financiación y demanda social para estos medios de producción, por lo que hay que aceptar la existencia de comunidades campesinas asentadas en estas tierras con anterioridad a estas fechas, comunidades que serían más de origen ancestral, otras recientes, producto de la colonización de las últimas décadas, lo que impulsaría la intervención oficial de la monarquía.
La repoblación de la línea del Tormes constituía una estratégica cabeza de puente para el control político del territorio entre el Duero y el Sistema Central, con lo que el reino de León pasa de ser un estado por cientos de kilómetros de tierra carentes de una afiliación política a ser un vecino inmediato e incómodo para el reino andalusí.
Tras la victoria de Simancas por Ramiro II se intenta que existan unas bases sólidas que garanticen la defensa eficaz de los territorios incorporados mediante la repoblación, pero esta no sería posible sin la presencia de población residente en la zona anteriormente incrementada con la llegada de campesinos pioneros que desde los inicios del S. X ha comenzado a cruzar el Duero para asentarse en unos territorios que se abren a sus anhelos de libertad e independencia.
Al norte del Duero se fortalece y consolida el poder de la nobleza donde el sometimiento del campesinado a los poderosos avanza irrefrenablemente, en definitiva, se difunde la feudalización de las relaciones sociales, el campesinado se ve atrapado en una serie de coacciones en la que progresivamente van disolviéndose la independencia y libertad a la que sus antecesores habían accedido a través de la colonización de vanguardia. De esta forma tan solo les queda emigrar a la frontera para escapar al control político y social de la monarquía y los nobles.
El interés de la intervención real sobre estos territorios independientes de la estructura política del reino de León se lleva a cabo para controlar el trasvase demográfico desde las zonas de su reino hacia la frontera para no perjudicar los intereses de los señoríos nobiliarios al norte del Duero.
De la H. de Salamanca. (15)
La repoblación de la línea del Tormes constituía una estratégica cabeza de puente para el control político del territorio entre el Duero y el Sistema Central, con lo que el reino de León pasa de ser un estado por cientos de kilómetros de tierra carentes de una afiliación política a ser un vecino inmediato e incómodo para el reino andalusí.
Tras la victoria de Simancas por Ramiro II se intenta que existan unas bases sólidas que garanticen la defensa eficaz de los territorios incorporados mediante la repoblación, pero esta no sería posible sin la presencia de población residente en la zona anteriormente incrementada con la llegada de campesinos pioneros que desde los inicios del S. X ha comenzado a cruzar el Duero para asentarse en unos territorios que se abren a sus anhelos de libertad e independencia.
Al norte del Duero se fortalece y consolida el poder de la nobleza donde el sometimiento del campesinado a los poderosos avanza irrefrenablemente, en definitiva, se difunde la feudalización de las relaciones sociales, el campesinado se ve atrapado en una serie de coacciones en la que progresivamente van disolviéndose la independencia y libertad a la que sus antecesores habían accedido a través de la colonización de vanguardia. De esta forma tan solo les queda emigrar a la frontera para escapar al control político y social de la monarquía y los nobles.
El interés de la intervención real sobre estos territorios independientes de la estructura política del reino de León se lleva a cabo para controlar el trasvase demográfico desde las zonas de su reino hacia la frontera para no perjudicar los intereses de los señoríos nobiliarios al norte del Duero.
De la H. de Salamanca. (15)