Se rumorea que cierto día en Bañobarez hallóse en aquestas circunstancias, un especial artista en el fragor, por no decir fragua, de las fiestas locales. No es menos cierto, que junto a el encontrábase un Hostelero Clásico, de los de Bandeja usada y rodilla en la codera, cuya descripción fijada estará por los siglos en mi retina, y para deleite de los lectores paso a describir: llevaba patalón vaquero usado pero de domingo, botos clásicos y limpios (con cremita pero la justa), camisa a cuadros, pecho al viento boton más, boton menos, dependiendo de la hora, mirada fija en el bebercio pero, en el cogote, el tercer ojo pendiente y al quite. Emitia sonidos guturales generalmente incomprensibles para vosotros los mortales, pero perfectamente comprensibles para los de nuestra especie y edad, al paso de ciertos ejemplares humanos. Fijeza en la embestida y siempre en los medios (ahora ya cubatas), se le ve con casta y trapio pero... El burladero es grande. Tierra de toros vuestro pueblo, y de buena gente. El que tuvo retuvo.