ALDEASECA DE LA FRONTERA: Prometí, la última vez que intervine en este foro,...

Prometí, la última vez que intervine en este foro, contribuir al estudio que se está haciendo de nuestros juegos infantiles aportando mis ya lejanos, y quizás poco fiables, recuerdos. pero, antes, quiero referirme a la narración de Paco sobre el "milagro" de la Sra. Flora (por cierto, aunque me gustan los estilos breves y concisos, a mí no me cansó su lectura). Me gustaría que averiguaras con la mayor exactitud posible el año en que ocurrieron los hechos, porque yo también era vecino de la Sra. Flora y, sin embargo, no recuerdo absolutamente nada de aquel suceso. Recuerdo, pero de forma muy poco nítida, a la Sra. Flora con muletas, pero me parece que también con bastón, no sé... Me cuesta creer en los milagros, pero si ocurrió tal como lo cuentas, tiene bastantes visos de credibilidad.
Sobre los juegos de nuestra infancia mucho se ha escrito ya aquí y la la relación que mandaste hace tiempo, José Emilio (siento lo de tu tía), era prácticamente exhaustiva. Por lo que, para encontrar algo nuevo, se hace necesario escarbar hondo en la memoria y, armándose de una gran dosis de humildad, tratar de encontrar algunos retazos y pinceladas, mal hilvanadas, de aquellas entrañables vivencias; abiertos, por supuesto, a cualquier corrección o al mejor recurso de alguien.
Sobre el juego de "guardias y ladrones", recuerdo que, a veces, jugábamos también a "alemanes contra rusos" o a "rusos contra alemanes". Es curioso cómo, aunque algunos se vayan repitiendo con los años, cada época ha tenido sus propios juegos. hay que tener en cuenta que el final de la Segunda Guerra Mundial aún se encontraba bastante cercano. No sé si había buenos y malos y, si los había, quiénes eran unos y otros, aunque, por la época a que me estoy refiriendo, no sería muy difícil adivinarlo.
también recurdo un juego muy "didáctico". Se marcaba en la tierra un gran círculo y uno d elos jugadores, el que hacía de "burro" se ponía, con la espalda horizontal y con las manos en los tobillos, como tangente, junto al círculo. Los demás jugadores iban saltando sobre él al tiempo que decían el nombre de una marca de coches, de tabaco, de máquinas de escribir,..., según lo hubiera indicado previamente el que estaba agachado. Así nos aprendimos las marcas de los coches de aquella época: la hispano-suiza, el biscuter (lo escribo tal como lo pronunciábamos, ¿quién no se acuerda del biscuter de D. Andrés?); de tabaco: bisonte, ideales, "caldo", picado fino (que se liaba con papeles de la marca ziz-zag o de otra cuyo nombre ahora no recuerdo),...; de máquinas de escribir (sólo me acuerdo de la "royal", que era la del Ayuntamiento ¿verdad, Paco?). Bueno, perdía el juego y se quedaba de "burro quien repetía una marca ya dicha o no sabía ninguna más (de algunas cosas enseguida se acababa el repertorio) o bien pisaba o se salía de la circunferencia del círculo ya que todos los que estaban dentro de él tenían que dar un salto cada vez que llegaba un nuevo jugador.
Recuerdo que en la tenada del Sr. Raimundo, aquel lugar tan bien resguardado del viento y del frío, se jugaba a los bolos.
También, en la sparedes del frontón (de la plaza) o en la pared sur de la fuente (donde estaba la manivela)-otro entrañable lugar- se jugaba a las perras, gordas o chicas, tirándolas contra la pared para que cayeran lo más cerca posible de las que estaban en el suelo. Si alguien conseguía que su perra cayese a una determinada distancia de otra u otras (una cuarta, dos,...) se ganaba la perra o las perras que estuviesen a menos de esadistancia previamente acordada. Había quien tenía una especial habilidad para ello y conseguían dos o más perras en una sola jugada.
y, para terminar, m´s que un juego, pero sí con un contendio totalmente lúdico, y aprovechando las fechas en que nos encontramos, recuerdo que la tarde del 5 de nero íbamos a "esperar a los Reyes", en burros, enjaezados con collares de cascabeles y campanillas, por la carretera de Zorita, ya que se decía que venían por allí. La alegría y la lusión de aquellos niños de los cincueta era incontenible. Menos mal que aún nos queda algo de aquella alegría y de aquella ilusión infantiles. Que nos duren siempre.
Es nochebuena, noche de paz, canta uno de los más melodiosos villancicos. Me voy ya para Aldeaseca. Felices fiestas a todos y todas. Jesu


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