Parece ser que las personas que viven o hemos vivido en ésta villa, no tenenos muchas ganas de escribir o estamos extraordinariamente ocupados, cosa que dudo.
En el atardecer de mi vida y rememorando años que ya no volverán, sí quiero relatar algo de mi adorado y no muy ponderado pueblo.
Lo haré por entregas, porque éste relato puede y debe ser largo y minucioso.
Dice uno de los enlaces que Villatoquite es precioso. Digo yo que no será por sus costas y sus elevadas montañas y sus valles profundos, como diría Tina Turner en una de sus más recordadas canciones. No, el paisaje es feo y aburrido, monótono y grisáceo, salvando quizás los meses centrales de la primavera.
Lo maravilloso y demás adjetivos que queráis poner, radica en su gente, por lo menos con la que conviví. Aquéllos jóvenes de los años sesenta y primera mitad de los setenta, acompañados y apoyados por los más mayores, teníamos algo que es difícil que se repita (ojalá sí). Ése algo se llama VIDA. Era un pueblo vivo, con unas inusitadas ganas de hacer, de sentir, de reir y de jugar, de convivir, de aprender y enseñar, y todo ésto, repito, se llama VIDA.
Por todo ésto, Villatoquite sí es precioso y Dios quiera que lo siga siendo.
En la próxima entrega, empezaremos a entrar en materia dando unos apuntes históricos de aquélla zona que algunos de las grandes ciudades, dicen que pertenecemos a la España negra y profunda. Y UN HUEVO!
En el atardecer de mi vida y rememorando años que ya no volverán, sí quiero relatar algo de mi adorado y no muy ponderado pueblo.
Lo haré por entregas, porque éste relato puede y debe ser largo y minucioso.
Dice uno de los enlaces que Villatoquite es precioso. Digo yo que no será por sus costas y sus elevadas montañas y sus valles profundos, como diría Tina Turner en una de sus más recordadas canciones. No, el paisaje es feo y aburrido, monótono y grisáceo, salvando quizás los meses centrales de la primavera.
Lo maravilloso y demás adjetivos que queráis poner, radica en su gente, por lo menos con la que conviví. Aquéllos jóvenes de los años sesenta y primera mitad de los setenta, acompañados y apoyados por los más mayores, teníamos algo que es difícil que se repita (ojalá sí). Ése algo se llama VIDA. Era un pueblo vivo, con unas inusitadas ganas de hacer, de sentir, de reir y de jugar, de convivir, de aprender y enseñar, y todo ésto, repito, se llama VIDA.
Por todo ésto, Villatoquite sí es precioso y Dios quiera que lo siga siendo.
En la próxima entrega, empezaremos a entrar en materia dando unos apuntes históricos de aquélla zona que algunos de las grandes ciudades, dicen que pertenecemos a la España negra y profunda. Y UN HUEVO!
