LOS AÑOS QUE ME QUEDAN POR VIVIR
Nunca lo había pensado así... Hasta aquella mañana del pasado mes de mayo que, en mi
paseo cotidiano por el alto de la cuesta, dejé vagar la mirada por el
valle de las
fuentes de mi
pueblo Valcabadillo... Por los centenarios robledales de La Matilla, de Valdemejo, de Valdecelasco... Por el verdor de esa cercana vega del
río Carrión que contrasta con el gris de los páramos a sus orillas...
Fue cuando, con el cansancio de los años pesando en la espalda y las rodillas
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