PORQUERA DE LOS INFANTES: Hola Mª José: Tus historias son fantásticas, eres "un...

Hola Chicos y chicas: Ahí va, más que una anécdota, un conjunto de recuerdos en base a nuestro recordado cura párroco D. Balbino.
En Porquera, más de una persona al igual que yo pensará que si a D. Balbino no le hubiera llamado el Señor para el Sacerdocio, lo hubiera hecho para inge- niero; en el sentido de persona que utilizaba en gran medida el ingenio, para hacer lo que vulgarmente damos en llamar chapuzas. Si viviera en estos momentos sería un buen ejemplo de persona que tenía en cuenta el desarrollo sostenible del medio: así fabricaba con la cera de sus propias abejas, las hachas, que iluminaban mientras la Misa, el Altar mayor; igualmente arreglaba los desperfectos que en la Iglesia que se producían por el uso del tiempo sin necesidad de llamar a albañil, carpintero, o electricista alguno. Ya los últimos años la luz artificial que había en la Iglesia la proporcionaban unos cables que iban a tierra y que todas las mañanas se ocupaba de regarlos con el líquido que contenía una botella de cristal. Muchas veces sentí la curiosidad de preguntar, pero al mismo tiempo me acordaba del chiste de aquel aldeano que viniendo de la ciudad llega al pueblo contando uno de los prodigios que había visto: “Se pellizca la pared y se enciende una cebolla” de manera que mi propia ignorancia me hacía reír y por ende no le pude preguntar jamás. Años después y fijándome en el descubrimiento de Volta, se me antojó que estas cosas, eran ni más ni menos, aplicaciones de aquéllas teorías.
En los primeros tiempos que recuerde, también poseía un coche marca biscuter de color verde, semejante al de la imagen; si hay que decir que lo usaba con poca asiduidad, si acaso algunos martes para llevarle a la Sra. Antonina a Aguilar, y por Pascua florida, cuando debía de irse a Confesar a los pueblos limítrofes.

Biscuter antiguo (imagen de Google)

Pero a lo que a todos los niños del pueblo nos traía embelesados eran sus prismáticos que disfrutábamos de ellos cuando íbamos de merienda al cotorro o a la cueva de la peregrina, los domingos por la tarde:
Cuando llegaban los días del verano, los domingos después del Rosario, la chavalería pasaba por sus respectivas casas a que sus madres les preparasen y envolviesen la merienda y con ella bajo el brazo nos íbamos a casa de D. Balbino a que éste nos llevara de
”Pic-nik, el hombre al vernos tan bien preparaditos y dispuestos no le quedaba otra que prepararse él también y venir con nosotros. De si llevaba o no la merienda, a decir verdad no nos preocupaba mucho; si, en cambio le recordábamos que sacara los prismáticos e incluso nos ofrecíamos todos a llevárselos. El invento era extraordinario: mirando a través de ellos cualquier objeto lejano, extendíamos el brazo porque pensábamos alcanzarlo; Una vez llegados al lugar de destino, por riguroso orden y en fila íbamos mirando a través de ellos.
Esta vez si que como creyera que era otro invento de él, le pregunté como se hacían unos prismáticos, me contó con brevedad y en pocas palabras que solo se trataba de dos lentes pulidas de distinta manera, puestas a una determinada distancia y coordinadas con unos espejos, conformando prismas, hacían el fenómeno que nosotros no nos cansábamos de experimentar, No obstante me señaló que los prismáticos, no les había confeccionado él, si no, que alguien se les había regalado. Cuando más tarde en la física de cuarto de bachiller, me explicaron los conceptos de óptica, me percaté como aquella explicación que me dio quizás de manera mas breve que yo la presento, me sirvió para entenderlo todo y desde entonces siempre a D. Balbino le tendré como a un hombre, al que le gustaba la ciencia y la tecnología.
Los juegos del cotorro y la cueva de la peregrina, consistían en jugar al escondite, las más de las veces, porque, al chafo o al corro había que encontrar un lugar lo suficientemente llano. D. Balbino también participaba y aun recuerdo su imagen jugando al corro con todos nosotros y entre la sotana y los brezos, el hombre tenía que hacer acrobacias para no perder el equilibrio… Como a nosotros nos hiciera gracia aumentábamos el ritmo para ver como nuestro pobre cura sorteaba todos los obstáculos…
De vuelta a casa, cuando comenzaba a ponerse el sol, si veníamos del Cotorro solíamos orillar un arvejal, y nos turnábamos: unos en entretener a D. Balbino mientras los más diestros se llenaban los bolsillos de arvejas. La repartición de las mismas se hacía en la escalerilla, casi al ser de noche ya, cuando las ovejas y la cabaña, habían retornado….

Vaya de estas Páginas un bello recuerdo del que fuera párroco de nuestro pueblo durante tantos años

Hola Mª José: Tus historias son fantásticas, eres "un libro abierto".
Que D. Balbino era muy mañoso, ya tenía conocimiento. Lo que dices de usar la tierra en lugar del neutro “tiene su aquel” En aquellos tiempos la tensión llegaba a Porquera a 220 voltios entre fases y 120 voltios entre fase y neutro. Que yo recuerde, todas las casas usaban fase y neutro, es decir, lo que se conocía a 120 voltios. La iglesia tendría la misma tensión, 120 v, lo que conseguía D. Balbino, al cambiar el neutro por la toma a tierra que él había "fabricado", era anular el neutro y coger solo la fase por lo que el contador de luz quedaba anulado, es decir, no registraba consumo. Hoy en día no se podría hacer, pues es obligatorio la colocación de un diferencial en cada línea individual y si intentáramos hacerlo saltaría el diferencial y nos quedaríamos a "dos velas".
El regar la tierra es algo fundamental para tener un buen contacto con la tierra, seguramente, D. Balbino, usaría agua con sal.
Del coche de D. Balbino también me acuerdo, lo que no recordaba era la marca.
Saludos. Pablo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola Pablo: Tú si que te explicas bien, ahora ya entiendo perfectamente, lo que ocurría cuando D. Balbino "regaba" los cables, bien pensaba, pués, que hacía sostenibilidad, pero no, lo que hacía era justicia con la empresa de energía (creo que por aquel entonces era Viesgo).
La marca del coche yo tampoco sé exactamente si era biscuter, pero siempre se decía en el pueblo, ya pasó D. Balbino con el biscuter; en imagénes de google encontré la otra tarde un coche idéntico que lo tengo en el anecdotario ... (ver texto completo)


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