Una vez efectuadas las obras de restauración entre 1908 y 1910, el fotógrafo palentino José Sanabria subió a las cubiertas a tomar
fotografías, desde donde cayó y murió. Su
amigo Jerónimo Arroyo, arquitecto municipal, diocesano y consumado
escultor (hay una Inmaculada suya frente a la
Catedral) decidió realizar una
escultura de su recientemente fallecido amigo, la cual se añadiría a las obras de restauración en forma de gárgola.