Tengo un grato recuerdo de ese gran maestro, educador y pedagogo que fue Don Tiburcio. Era respetado y querido por todos sus alumnos. Creo que Ventosa tiene una deuda con esta buena persona por cuya aula, hoy cantina, pasaron varias generaciones. El nombre de una
calle o una
placa que le recuerde, sería un acto de gratitud muy merecido que la Junta Vecinal o el organismo competente del
pueblo debería tener en cuenta.
Pedro Andrés Fraile