PRÓLOGO II
DEDICACIÓN: A NUESTRAS MADRES Y ABUELAS
Siempre se ha dicho que la vida es un “don”, y lo es. Pocas veces oímos que, aquellos a través de los cuales se nos concede vivir, es también un “don”. No es que aquí, en este libro recetario, nos olvidemos de ellos: padres y abuelos, no, ni mucho menos, pues ellos también estarán siempre en nuestro corazón.
Queremos aquí, dar más protagonismo a ellas, a las que con tanta dignidad nos alimentaron y con tanto cariño nos criaron. Ellas fueron, las que sin querer, inventaron (como hoy se dice) la “cultura culinaria”. Ellas fueron, las que con medios rudimentarios, hacían las delicias de nuestras bocas de niños, adolescentes y jóvenes. ¿Cómo no recordar esos pucheros, esas tortillas, esos cangrejos con arroz, ese pollo…? ¿Cómo olvidaremos, ese pan con nata de leche y azúcar, ese pan con aceite y azúcar que nos tenían preparados para la merienda?. Por todo ello, queridas madres y abuelas, nuestro recuerdo, nuestro cariño y nuestro tributo, en éstas, que son, vuestras recetas. Nosotros solo recogemos aquello que vosotras sembrasteis en el surco de nuestras vidas y que ahora, os queremos devolver, lleno de fruto como espiga dorada por el sol o como hierba que brota en nuestros prados. Gracias madres y abuelas. Vuestros hijos y nietos.
DEDICACIÓN: A NUESTRAS MADRES Y ABUELAS
Siempre se ha dicho que la vida es un “don”, y lo es. Pocas veces oímos que, aquellos a través de los cuales se nos concede vivir, es también un “don”. No es que aquí, en este libro recetario, nos olvidemos de ellos: padres y abuelos, no, ni mucho menos, pues ellos también estarán siempre en nuestro corazón.
Queremos aquí, dar más protagonismo a ellas, a las que con tanta dignidad nos alimentaron y con tanto cariño nos criaron. Ellas fueron, las que sin querer, inventaron (como hoy se dice) la “cultura culinaria”. Ellas fueron, las que con medios rudimentarios, hacían las delicias de nuestras bocas de niños, adolescentes y jóvenes. ¿Cómo no recordar esos pucheros, esas tortillas, esos cangrejos con arroz, ese pollo…? ¿Cómo olvidaremos, ese pan con nata de leche y azúcar, ese pan con aceite y azúcar que nos tenían preparados para la merienda?. Por todo ello, queridas madres y abuelas, nuestro recuerdo, nuestro cariño y nuestro tributo, en éstas, que son, vuestras recetas. Nosotros solo recogemos aquello que vosotras sembrasteis en el surco de nuestras vidas y que ahora, os queremos devolver, lleno de fruto como espiga dorada por el sol o como hierba que brota en nuestros prados. Gracias madres y abuelas. Vuestros hijos y nietos.