LA MATANZA
¿Quién no ha hecho en su casa o ha visto la matanza siendo del pueblo? los más jóvenes seguro que la han visto y apenas han participado, pero los ya entrados en años, aunque nos sintamos jóvenes... Desde niña siempre estaba en el medio y claro, era mi nombre el primero que decían cuando había que traer algo
La víspera me tocaba subir al desván con mi madre a coger las cebollas y en aquellos tiempos tan duros pero a la vez tan bonitos, sin luz eléctrica, y con el faról, casi siempre con algún cristal roto ¿qué pasaba? al abrir la puerta del desván, se apagaba el faról y el miedo se apoderaba de mí. Sin tardar mi Madre lo volvía a encender y llenábamos el saco de cebollas a toda prisa por si acaso nos quedábamos otra vez sin luz. Ya en la cocina después de cenar, venían mis tíos y toda la familia (siempre nos juntábamos para ayudarnos) los pequeños pelábamos las cebollas y los mayores las picaban ¡cómo lloraban los ojos ¡Nos decían, comed un poco del pan que está picando... para las morcillas de mañana y otras veces riéndose ¡no pasa nada ¡estamos llorando todos al gocho (cerdo) porque mañana es su último día de...
A la mañana siguiente, mi Padre coge el cuchillo, mi Madre el barreño con las sopas de pan y todos hacia la cuadra. Yo en la esquina de tía Felipa, medio escondida, viendo el trajín que se traen, Unos sacan el tajo, otros una cuerda para atar las patas, otros los haces de paja para chamuscarle y los hombres le sacan cogido por las orejas y el rabo para tumbarle en el tajo, dando unos gruñidos que yo no sé donde meterme. Cada vez gruñe menos y voy acercándome Ahora se oye a la gente, mueve las sopas, que no se cuaje la sangre, cuídado que todavía está vivo... por fin me relajo
Luego le chamuscan le lavan y le frotan con unas tejas que ya tienen preparadas y cuando ya está limpio, le abren y todos estamos esperando que nos dén la zambomba para hacer un balón y la punta del rabo para asarla
Después siguen las tareas de los mayores, lavar las tripas, luego comer todos juntos aquel cocido tan rico, hacer las morcillas por la tarde las mujeres y los hombres echar la partida allí en la mesa y nosotros jugando entre ellos por debajo de la mesa y de vez en cuando un coscorrón que te daban por hacer mucho ruído
Por último, llegaba la hora de estazarle, Eso es lo que más me gustaba a mí, según le iban troceando, mi Padre me daba trozos de carne y yo (mis hermanos también) los íbamos poniendo sobre la placa o sobre las brasas y no os quiero ni contar como estaban... ¡RIQUÍSIMOS... ¡
Otra cosa que me gustaba mucho. Como los chorizos y los lomos y otras partes del cerdo se colgaban en la cocina (por lo menos en mi casa) para que se fueran curando, a la hora de la cena, me subía a la mesa y cogía un trozo de chorizo, lo emvolvía en papel de periódico (no había de aluminio) y lo metía en las brasas de la lumbre. Todavía recuerdo el olor y el sabor de aquel chorizo y según iban llegando todos querían un trozo para cenar
Alguna vez también hubo peleas porque el trozo del uno era mayor y todos queríamos el mismo, Allí aparecía mi Madre poniendo paz y todos a callar. No como ahora que mandan más los pequeños que los mayores
Esto es la matanza vista desde niña porque de mayores a todos más o menos nos ha tocado hacerla y partir el hielo de la presa para lavar las tripas
Me acuerdo una vez que no venía agua por la presa y fuimos al río, debajo del puente a lavarlas. Mi tia se resbaló y fue derechita al agua ¡qué frío ¡y ¡qué susto nos llevamos todos ¡
¿Quién no ha hecho en su casa o ha visto la matanza siendo del pueblo? los más jóvenes seguro que la han visto y apenas han participado, pero los ya entrados en años, aunque nos sintamos jóvenes... Desde niña siempre estaba en el medio y claro, era mi nombre el primero que decían cuando había que traer algo
La víspera me tocaba subir al desván con mi madre a coger las cebollas y en aquellos tiempos tan duros pero a la vez tan bonitos, sin luz eléctrica, y con el faról, casi siempre con algún cristal roto ¿qué pasaba? al abrir la puerta del desván, se apagaba el faról y el miedo se apoderaba de mí. Sin tardar mi Madre lo volvía a encender y llenábamos el saco de cebollas a toda prisa por si acaso nos quedábamos otra vez sin luz. Ya en la cocina después de cenar, venían mis tíos y toda la familia (siempre nos juntábamos para ayudarnos) los pequeños pelábamos las cebollas y los mayores las picaban ¡cómo lloraban los ojos ¡Nos decían, comed un poco del pan que está picando... para las morcillas de mañana y otras veces riéndose ¡no pasa nada ¡estamos llorando todos al gocho (cerdo) porque mañana es su último día de...
A la mañana siguiente, mi Padre coge el cuchillo, mi Madre el barreño con las sopas de pan y todos hacia la cuadra. Yo en la esquina de tía Felipa, medio escondida, viendo el trajín que se traen, Unos sacan el tajo, otros una cuerda para atar las patas, otros los haces de paja para chamuscarle y los hombres le sacan cogido por las orejas y el rabo para tumbarle en el tajo, dando unos gruñidos que yo no sé donde meterme. Cada vez gruñe menos y voy acercándome Ahora se oye a la gente, mueve las sopas, que no se cuaje la sangre, cuídado que todavía está vivo... por fin me relajo
Luego le chamuscan le lavan y le frotan con unas tejas que ya tienen preparadas y cuando ya está limpio, le abren y todos estamos esperando que nos dén la zambomba para hacer un balón y la punta del rabo para asarla
Después siguen las tareas de los mayores, lavar las tripas, luego comer todos juntos aquel cocido tan rico, hacer las morcillas por la tarde las mujeres y los hombres echar la partida allí en la mesa y nosotros jugando entre ellos por debajo de la mesa y de vez en cuando un coscorrón que te daban por hacer mucho ruído
Por último, llegaba la hora de estazarle, Eso es lo que más me gustaba a mí, según le iban troceando, mi Padre me daba trozos de carne y yo (mis hermanos también) los íbamos poniendo sobre la placa o sobre las brasas y no os quiero ni contar como estaban... ¡RIQUÍSIMOS... ¡
Otra cosa que me gustaba mucho. Como los chorizos y los lomos y otras partes del cerdo se colgaban en la cocina (por lo menos en mi casa) para que se fueran curando, a la hora de la cena, me subía a la mesa y cogía un trozo de chorizo, lo emvolvía en papel de periódico (no había de aluminio) y lo metía en las brasas de la lumbre. Todavía recuerdo el olor y el sabor de aquel chorizo y según iban llegando todos querían un trozo para cenar
Alguna vez también hubo peleas porque el trozo del uno era mayor y todos queríamos el mismo, Allí aparecía mi Madre poniendo paz y todos a callar. No como ahora que mandan más los pequeños que los mayores
Esto es la matanza vista desde niña porque de mayores a todos más o menos nos ha tocado hacerla y partir el hielo de la presa para lavar las tripas
Me acuerdo una vez que no venía agua por la presa y fuimos al río, debajo del puente a lavarlas. Mi tia se resbaló y fue derechita al agua ¡qué frío ¡y ¡qué susto nos llevamos todos ¡
