Basta una ligera nube en la
montaña para que su aspecto y las sensaciones que nos causa conviertan un
paisaje superconocido en algo nuevo y singular.
Y en esta
foto se aprecia. Pico Almonga a finales de marzo, debe ser esa nubecilla que le ensombrece la que no nos da idea de estar en
primavera, a pesar de que sí lo estamos.
Apenas hay algo verde que alegre la vista y la luz no parece centelleante.
La foto desde el nuevo
mirador de
Puente Barrio si nos ayuda a ver algunas variaciones en los primeros planos aunque ya lleven unos cuantos años. Una
casa amarilla, el gimnasio terminado, algo de la bolera, el
Paseo de los Poetas con un banco para alivio de los caminantes, el
Castillo bien cubierto de
pinos… el solar vallado en lo que fue serrería de madera…