Con trece años siente la llamada de Dios a la vida religiosa y, sin pensárselo dos veces, siguiendo la estela de varios compañeros que se encontraban ya realizando estudios en la Orden de San Agustín, se traslada al artístico monaserios de Santiago (Uclés-Cuenca), al que seguirá el no menos bello de Santa María de la Vid (BURGOS), donde realiza la carrera levítica, que coronará con la ordenación presbiteral en las Navidades de 1939.
