trasera casa de jose villegas, CANTORAL

(15 de Marzo de 2014)
Su curioso gruñido fue tan estentóreo
que el camarero acudió, servicial y
discreto, creyéndose requerido, le
fueron encargados otros dos Wiskies
y se largó a cumplir con su obligación,
contento aunque algo sobresaltado.