UN MISIONERO EN JAPÓN
Eran las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de
1945, cuando estalló la primera bomba atómica
sobre Hiroshima. El P. Pedro Arrupe, SJ de misión
en Nagatsuka, una población cercana a
Hiroshima, fue testigo directo de la tragedia.
Asombrado e impoente ante lo que veía,
lo primero que hizo fue arrodillarse delante
del Santísimo Sacramento. Su oración fue corta
y decisiva. Salió de la capilla del Noviciado...