He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas.
He navegado malos mares y no he atracado en sus riberas.
Noche del 15, ya tan lejana.
Fue un agosto del pueblo, calor en el día y por la noche, chaquetita.
Por la pista del baile, como zombi caminaba.
Yo quería hablarle y no podía decir nada.
Un torrente de palabras en mi boca se agolpaban.
Siempre entre la gente, ajena, aunque acompañada, me la encontraba.
Grande un bolso, en bandolera llevaba; alta la cabeza, perdida la mirada, y la melena negra con la brisa se agitaba.
Se perdió en la noche, nadie la buscaba.
Cántame una nana, que me quiero dormir en el tiempo.
Cántamela bajito, en un arrullo que llene el espacio entre tu boca, y mi alma.
Cuando caiga la nieve, cántame una nana, y te llevare conmigo, bajo los copos blancos, al sitio secreto donde nacen los sueños, para ver nacer el del amor, y desaparecer el miedo.
Cántame una nana para quedarnos dormidos, donde no cuenta el tiempo.
Cántate una nana, y no esperes en silencio, que la vida es, un poco más, algo menos, y, a veces, también llueven besos.
Por las calles del pueblo, con migo a solas, iba buscando recuerdos de otras noches pasadas.
La plaza de la iglesia, solitaria estaba.
En la calle que baja, encontré compaña.
Abrazo intenso que muchos años esperaba, y charla que charla, nos dieron las tantas de la madrugada.
Que la Virgen de Agosto guie mis pasos, y los vuestros, por las calles del mundo y las del amado pueblo.
He navegado malos mares y no he atracado en sus riberas.
Noche del 15, ya tan lejana.
Fue un agosto del pueblo, calor en el día y por la noche, chaquetita.
Por la pista del baile, como zombi caminaba.
Yo quería hablarle y no podía decir nada.
Un torrente de palabras en mi boca se agolpaban.
Siempre entre la gente, ajena, aunque acompañada, me la encontraba.
Grande un bolso, en bandolera llevaba; alta la cabeza, perdida la mirada, y la melena negra con la brisa se agitaba.
Se perdió en la noche, nadie la buscaba.
Cántame una nana, que me quiero dormir en el tiempo.
Cántamela bajito, en un arrullo que llene el espacio entre tu boca, y mi alma.
Cuando caiga la nieve, cántame una nana, y te llevare conmigo, bajo los copos blancos, al sitio secreto donde nacen los sueños, para ver nacer el del amor, y desaparecer el miedo.
Cántame una nana para quedarnos dormidos, donde no cuenta el tiempo.
Cántate una nana, y no esperes en silencio, que la vida es, un poco más, algo menos, y, a veces, también llueven besos.
Por las calles del pueblo, con migo a solas, iba buscando recuerdos de otras noches pasadas.
La plaza de la iglesia, solitaria estaba.
En la calle que baja, encontré compaña.
Abrazo intenso que muchos años esperaba, y charla que charla, nos dieron las tantas de la madrugada.
Que la Virgen de Agosto guie mis pasos, y los vuestros, por las calles del mundo y las del amado pueblo.