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SANTA CRISTINA DE VALMADRIGAL: Es ya la hora de la vendimia....

Es ya la hora de la vendimia.
Pasó la fiesta, hora de limpiar, entrar el grano en las paneras y la paja a los pajares; arrancar los garbanzos cuando por las mañanas tengamos un poco de rocío y estén más amorosos, que si no, se caerán las vainas y dejaremos muchos en el campo, después los trillaremos cuando a medio día caliente el sol y si hay suerte, a la tarde, cuando se levante el Solano, los limpiaremos a bieldo y quizá duerman ya en casa a la noche. Y los tochos..... si lloviera un poco para poder arancarlos, porque si no esos te destrozan las manos, las duras, encallecidas y amorosas, nobles manos de los labradores. Siempre luchando contra el reloj, mirando el calendario, con un ojo puesto en el cielo por si presagia lluvia y el otro en la era, que termina; los barcillares, llevan muy adelantada la maduración de la uva, en la bodega hay que lavar las cubas, el lagar, abrir la zarzera, en fin preparar para la vendimia, que los días se echan encima.
Hemos empezado la escuela; es un palo volver a la disciplina diaria de horarios, a los libros viejos, ya usados, a las horas de estudio, a los nuevos sistemas de estudio que ha traído el maestro nuevo. Quien fue, ¿Don Manuel, Don Ricardo, Don Isaac?
Pero ha sonado el clarín de la libertad, la palabra clave es: vendimia! Tiene bula, anula la obligación de ir a la escuela, porque hay que ayudar a los padres.... bueno esa es la disculpa por que lo que es importante es a la noche, cuando los carros vuelven cargados de uvas para la venta, en los Corrales, donde está cargando el camión de Sinesio, allí los juegos son lo primordial, escalar a los carros y robar uvas de los cestos, sobretodo si son blancas, escapar de las regañinas de los mayores que te amenazan... os voy a dar una.... Las bocas llenas de uvas, las manos, pegajosas de mosto, se limpian en los pantalones, que ya parecen hechos de azúcar, las risas francas, la alegría lo desborda todo, y los un poco mas mayores, fumando enormes cigarros hechos con papel de periódico y rellenos de hojas secas de barcillar, (las de híbrido son picadura, las de ingerto son como farias, se enrollan) y el humo es perfumado y les oyes toser, dicen que quema mucho el pecho, pero ellos ya son muy hombres, pero cuando vemos venir al tío Gildo que blande la cacha de forma amenazadora, los muy hombres corren que se las pelan, y vuelta a los carros y a la guerra con uvas, todo es dulce de mosto, lo inunda todo, el aire huele a uva madura; en las bodegas ya fluye el mosto, del lagar al pilo, del pilo a las cubas; los hombres a la noche forman el pie, se monta el castillo, y se da a la prensa, y a la luz del candil se escucha el grito, va! Y un sonido metálico clic, va, clic, va, clic y alguna madera que no aguanta la presión y cruje, y el padre que dice esperar que afloje un poco. Mientras trasegamos el mosto del pilo.
Era la cultura del vino, la forma de vida de nuestros viejos. Y para nosotros, los niños de entonces, era sin más el último tiempo de LIBERTAD.
Hoy, cuando he visto las panorámicas de las bodegas de Gallegos, las que colgó Dioni, de mis hermosos recuerdos sólo reconozco el azul del cielo; ya no están las bodegas de la Bana, donde íbamos a hacer trincheras a la salida de la escuela, ni los barcillares; no hay ninguna mancha verde ni por Valdemelán, la Valdelubra, para la carretera, toda la perspectiva es monótona, parda y gris, estepa. Todavía Simón hace el vino a la antigua? El de verdad. Que bueno que quede un loco soñador, los otros se fueron marchitando, pero quizá entre la ceniza se conserve el rescoldo, y con él se reavive el fuego de la tradición. Otro milagro para la Virgen de Gallegos.
Con Ella os dejo. Que la paz del espíritu acompañe nuestros sueños.