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SANTA CRISTINA DE VALMADRIGAL: FLORES....

FLORES.

Al Cristo de la ermita, se le ha desclavado una mano, de su cabeza coronada ya, ha manado la sangre, que cae por la cara al lado de las lágrimas que le lavan las mejillas. El Cristo de la ermita, está llorando.

Llora de dolor? llora de pena?. No hermano, de amor está llorando. Y esa velada sonrisa que a sus labios asoma, se ha hecho más grande, y, es por ti, que ya estás a la puerta, con el corazón temblando, para pedirle, perdóname, que he ofendido a mi hermano. Padre nuestro que estás en los cielos...... en los cielos, en la ermita, en los campos, y en el aire y en tú corazón hermano............ así como nosotros perdonamos...... de verdad, Mariano?

Al Cristo de la ermita, otra vez se le ha clavado la mano, que cuando nos bendecía a todos, ninguno le hicimos caso, que aprovechábamos el tiempo desollando a los mas cercanos, a nuestros vecinos y amigos y parientes más lejanos sin olvidarnos siquiera de nuestros propios hermanos y después para ir a misa nos lavamos las manos.

Desclávate la mano, Tú que puedes y bendice a tu gente y enseñándoles el camino, el más corto pero el mas arduo, llévales a todos, los vecinos y los extraviados la paz del corazón, la alegría y la belleza y el amor.

Por los sueños desbocados, van pasando mil historias, con el pecho dolorido me he despertado y en el recuerdo quedan señales de un Cristo pequeñito, que por mi estaba llorando. Era el Cristo de la ermita que a ti y a mi nos está esperando.

Cuando termine, llévame contigo por otros mundos más livianos, que el miserere me canten, a tus pies, con la puerta abierta para poder verte.

Ay que estaba dormido, no sé si he despertado o sigo soñando, ay que me duele la vida, ay que me duele la muerte, ay que me voy yendo sin poder verte.