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ROSALES: Me congratula que me citéis en vuestras conversaciones...

Me congratula que me citéis en vuestras conversaciones y que mis peripecias os sirvan para que practiquéis vuestra íronía fina como siempre. Me siento muy halagado que desde el Reino Che, desde la Insularidad Atlántica y desde la San Francisco emprendedora se recuerden mi buelo Pacho, mi primer reloj y el pistolón del ¡clac! especial.

En la Lomba la palabra cacos se conocía pero se empleaba poco, había muy poco que robar. Para referirse a alguien, amigo de lo ajeno, por ejemplo, si era una vaca, cabra o animal que se saltaba las lindes y se metía en el prao con hierba para segar, en el patatal florido o en la tierra sembrada con el centeno encañado, espigado y con los granos, todavía verdes, pero ya con consistencia que al llevarlos a la boca se deshacían en substancia lechosa que los trnasportaba a comerse un buen "batudo" en épocas parideras, se les llamaba "lambrionas" o "Llambrionas".

Cuando el animal que se apropiaba de lo ajeno era de dos patas recibía otro nombre. Nombre de animal que solía robar alguna gallina de la era o del corral o cuando en las noches de invierno, el hambre apretaba mucho, algún perrín se descuidaba debido a su sordera o edad. Este animal era la zorra, pero al igual que algún juez interpreta que un marido en proceso de separación, discutiendo con su pareja y le llama zorra, se refiere a astuta, lista, sagaz...

En la Lomba se llamaba al amigo de lo ajeno con el nombre de "raposo" o "raposa", dependiendo del género del amigo, sinónimo de zorro o zorra, en la accepción de ladrón. No había muchas cosas que "afanar". Fruta en general, no se consideraba como objeto de robo, aunque algún mayor, cascarrabias, lanzara la cayada o sembrara el cielo de cantazos, entre insultos y amenazas cuando la rapacería picoteaba de su frutal. Para considerar a alguien de la familia de las raposas tenía que pasar necesidad y actuar con malicia y adueñarse de lo que allí se consideraba sagrado: algún animal y el pan. El pan había dos versiones. Cambiar algún manojo de tierra y cuando el grano ya estaba en la era llevarse algún "cuartal" del "muelo" en una "quilma" al hombro, saltando paredes entre sombras de la noche, hijas de la luna, con pasos largos empujados por la necesidad o la condición, que suelen decir que la cabra siempre tira al monte.

Un abrazo
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola Peña, que tal el verano ya se ve que vuelve usted con las pilas cargadas y se agradece, yo me acuerdo cuando se dormía en la era, para guardar " el muelo" en un parapeto hecho con feijes de paja, y lo de defender la fruta a cantazos en Rosales había una señora de armas tomar, que su huerta siempre daba unas manzanas rojas que estaban de buenas y unas ciruelas que uno se arriesgaba a recibir algún cantazo por probarlas
Un saludo, soleado