(ROMANCE PASTORIL)
Estando yo en la mi majada
Pintando la mia cayada,
vi venir siete lobitos
por una larga cañada,
venian echando suertes
cuál entraba en mi majada,
le tocó a una lobita
tuerta, ciega y derrangada.
Siete vueltas dio a la redil
y no pudo sacar nada,
de la siete para la ocho
sacó una borrega blanca,
hija de la oveja negra,
nieta de la coronada.
¡Ahí mis perros, ahí!
¡Ahí mi perra Guardiana!
que si cogéis la loba
tendréis la cena doblada,
y si no la cogéis
la tendréis con la cayada.
Al saltar un arroyuelo,
y al saltar una barranca
hallaron allí la loba
tuerta, ciega y derrengada.
Ahí tenéis la borrega
tan sana y conforme estaba.
No queremos la borrega
de tu boca babosada,
que queremos tu pellejo
pa el pastor una zamarra,
las orejas para guantes,
las uñas para cucharas
y del rabo un abanico
para distraer alas damas.
Estando yo en la mi majada
Pintando la mia cayada,
vi venir siete lobitos
por una larga cañada,
venian echando suertes
cuál entraba en mi majada,
le tocó a una lobita
tuerta, ciega y derrangada.
Siete vueltas dio a la redil
y no pudo sacar nada,
de la siete para la ocho
sacó una borrega blanca,
hija de la oveja negra,
nieta de la coronada.
¡Ahí mis perros, ahí!
¡Ahí mi perra Guardiana!
que si cogéis la loba
tendréis la cena doblada,
y si no la cogéis
la tendréis con la cayada.
Al saltar un arroyuelo,
y al saltar una barranca
hallaron allí la loba
tuerta, ciega y derrengada.
Ahí tenéis la borrega
tan sana y conforme estaba.
No queremos la borrega
de tu boca babosada,
que queremos tu pellejo
pa el pastor una zamarra,
las orejas para guantes,
las uñas para cucharas
y del rabo un abanico
para distraer alas damas.
