De los ocho mineros que sepultaron su lucha en el Pozo Calderón, sólo uno queda en activo. Se llama Enrique Pancorbo y tiene 39 años. El alcalde anda de excedencia desde que le ganó las elecciones en 1995 a un socialista que no apoyó desde la poltrona las vindicaciones mineras del 92. Guillermo Murias, 41 años y dos hijos, reconoce que contribuyó a su victoria «el protagonismo que se tuvo a raíz de la movilización». «Aprovecho también», añade, «ahora que le ha pasado esto a Julio Fuentes, para agradecer el gran papel que jugaron los medios en nuestro apoyo. Y aquello fue importante, porque la Marcha Negra fue el germen del Plan del Carbón de 1998», especula. Si pierde IU, o si no vuelve a ser candidato, Guillermo Murias se vuelve a la mina, dice.