Un señor con una pierna vendada le dice a otro:
- Hay que respetar la ley, amigo mío: el otro día desobedecí la ley de la gravedad, y estuve a punto de romperme un fémur.
- Hay que respetar la ley, amigo mío: el otro día desobedecí la ley de la gravedad, y estuve a punto de romperme un fémur.