Luz ahora 0,06082 €/kWh

POLVOREDO: El otro muro: Cuando entras en Polvoredo, un pueblo...

El otro muro: Cuando entras en Polvoredo, un pueblo cuyas casas son todas de piedra y en el que los vecinos se esmeran para que ésta luzca en todo su esplendor “sacándola”, es decir, liberándola de las adherencias de cal y cemento o más sencillamente del moho del tiempo, te encuentras, te das de bruces, te chocas quieras o no con un muro de cemento feo a más no poder.

Que así lo ha percibido el pueblo lo demuestra el hecho de que hace años los chavales y también personas mayores, en la Semana Cultural, descargaron chorros de pintura, sueños e ilusiones para hacerlo más humano y menos brutal.

No sé ni quién hizo el muro, ni qué arquitecto estampó su firma al pie del proyecto, ni qué contratista lo realizó y ni tan siquiera sé quién era en el momento en que se hizo alcalde del pueblo ni quien concejal en el Ayuntamiento. Ni falta que hace. Pero me gustaría decir que cuando se hacen obras públicas el pueblo es poco exigente. De lo contrario no desaparecerían pretiles como los del puente o se incorporarían a la nueva obra, ni se pondría un “merendero” a la entrada del pueblo sin acondicionar el entorno, ni se harían muros como el de la iglesia, ni puentes como el Buscaire (si se hacen las cosas bien en Entrearroyos y en La Ruada, ¿por qué aquí no?), ni despropósitos como el cementerio. Conste que quienes han hecho esas obras probablemente se sientan orgullosos de lo que han realizado, tienen derecho a ello pero… ahí están los resultados, más que discutibles. Con el mismo dinero las cosas se pueden hacer bien o mal o regular, todo depende de si se consulta a la gente o no. De si se vigila o no. Tengo entendido que cuando se hicieron las últimas reformas de la iglesia, desde Polvoredo obligaron a los técnicos a modificar los primeros proyectos. Pues ese es el camino en toda obra pública.

Propongo: Que el candidato a alcalde en las próximas municipales lleve en su programa revestir de piedra el muro de la iglesia, revestir de madera el puente de Buscaire, adecentar el “merendero” y subsanar en lo posible el desaguisado del cementerio.

Antes de cubrir con piedra las pinturas, propongo que se fotografíen, se impriman en buen tamaño, se enmarquen y pasen a decorar el local de la antigua escuela de las niñas, hoy bar y sala de juego

Sé que puede resultar difícil hablar de estos asuntos porque estamos absorbidos por otros problemas importantes, sin duda también decisivos (los que se debaten aquí habitualmente). Pero alguna relevancia debería tener algo que afecta directamente a la vida del pueblo que ya no es agrícola y tampoco ganadero y cuyo futuro como el de los demás pueblos de la zona está en la ecología, el turismo y la salud y entretenimiento de jubilados y no jubilados. Boca de Huérgano, por ejemplo, ha entendido bien por dónde va el futuro.

Y no me llames iluso porque tenga una ilusión…

(Si a lo largo de los últimos años hubieran convocado concejos durante el verano para hablar de las cosas del pueblo, seguro que ahora no saldrían a relucir a borbotones un poco avinagrados, como están saliendo aquí).

Tño2.