Primero: Estoy muy interesado en lo de la propiedad y gestión de las calles y plazas del pueblo. Agradecería, además de las hechas, todas las aclaraciones que se puedan hacer al respecto con fundamento.
Segundo: Intento comprender un mensaje leído aquí y no sé si lo logro. Polvoredo ha sido siempre Polvoredo. Hay algo de verdad en esta afirmación, pero no toda la verdad. Polvoredo, como todos lo pueblos es un pueblo vivo y, por lo tanto, cambiante. No está congelado y, si se me apura, Polvoredo es como el río de Heráclito (cualquier río), en el que nadie puede bañarse dos veces en las mismas aguas. (El cambio y la permanencia van siempre a la par. Cualquiera de nosotros es el mismo del día anterior, pero también distinto. Aun físicamente: lo de la renovación de las células y demás). Por lo tanto, unos se identificarán con el Polvoredo de un tipo y otros con el de otro.
Tampoco entiendo lo que se quiere decir cuando se afirma que hay gente que nunca fue y que ahora quiere ser. Eso es normal. La vida cambia. Viene gente joven y nueva, quiere ocupar un puesto al sol y tiene derecho a ello, y también tiene derecho a luchar para que se les preste atención. Los demás, que tienen su propio criterio, los aceptarán o no en la medida en que sus propuestas sean sensatas o racionales, es decir que se perciba que saben donde quieren ir.
Lo que menos entiendo es que se afirme que todos somos hijos del pueblo y que a continuación se diga que vienen “los allegados (¿“los extranjeros” acaso?) y nos la montan”. La afirmación me parece un punto contradictoria; pero es posible que yo sea demasiado lerdo y que no alcance a entenderla. Si la interpretación exacta es la que vislumbro, el gran muro del que hablaba Julio continúa manteniéndose firme y consistente. Inamovible.
Es posible que me haya equivocado al hacer la lectura que he hecho; en ese caso me gustaría que el autor nos aclarara lo que quiso decir. De momento dejo constancia de mi perplejidad.
Tño2.
Segundo: Intento comprender un mensaje leído aquí y no sé si lo logro. Polvoredo ha sido siempre Polvoredo. Hay algo de verdad en esta afirmación, pero no toda la verdad. Polvoredo, como todos lo pueblos es un pueblo vivo y, por lo tanto, cambiante. No está congelado y, si se me apura, Polvoredo es como el río de Heráclito (cualquier río), en el que nadie puede bañarse dos veces en las mismas aguas. (El cambio y la permanencia van siempre a la par. Cualquiera de nosotros es el mismo del día anterior, pero también distinto. Aun físicamente: lo de la renovación de las células y demás). Por lo tanto, unos se identificarán con el Polvoredo de un tipo y otros con el de otro.
Tampoco entiendo lo que se quiere decir cuando se afirma que hay gente que nunca fue y que ahora quiere ser. Eso es normal. La vida cambia. Viene gente joven y nueva, quiere ocupar un puesto al sol y tiene derecho a ello, y también tiene derecho a luchar para que se les preste atención. Los demás, que tienen su propio criterio, los aceptarán o no en la medida en que sus propuestas sean sensatas o racionales, es decir que se perciba que saben donde quieren ir.
Lo que menos entiendo es que se afirme que todos somos hijos del pueblo y que a continuación se diga que vienen “los allegados (¿“los extranjeros” acaso?) y nos la montan”. La afirmación me parece un punto contradictoria; pero es posible que yo sea demasiado lerdo y que no alcance a entenderla. Si la interpretación exacta es la que vislumbro, el gran muro del que hablaba Julio continúa manteniéndose firme y consistente. Inamovible.
Es posible que me haya equivocado al hacer la lectura que he hecho; en ese caso me gustaría que el autor nos aclarara lo que quiso decir. De momento dejo constancia de mi perplejidad.
Tño2.