Hola a todas mis gentes de Penalba. Estoy esperando fotos y comentarios del vigesimo aniversario de La Fuente Fria. Espero que se hayan divertido mucho, y que el evento haya sido todo un exito, el menu se veia maravilloso. Saludos.
Babiana, yo no se que pasó en todos estos foros despues de las últimas elecciones en nuestro pais, pero esto se deterioró de tal manera que ya ni se contesta a los amigos. Un abrazo.
oye lacianiego, el dia 9 estuve cenando en tu pueblo, es una pena que hayamos ido de noche, no conocia el pueblo, pero tengo que ir de dia pra verlo bien, un saludo.
A que te trataron bien. Los de Sosas somos buena gente y ademas competente. Mi casa está casi un kilómetro mas arriba de los restaurantes. Saludos, también para tu madre.
hola lazaniego este eres tu?. Hacía ya alguna temporada que nuestro amigo Lacianiego Octavio, nos había hablado de la posibilidad de que hiciéramos una ruta en la que visitáramos Peñalba de Cilleros (el pueblo babiano en el que paso parte de su niñez) y subiéramos al alto de Valgran. Aunque Octavio es lacianiego hasta las uñas, no olvida los años que paso en estas tierras babianas.
Subir a Valgran desde Peñalba hubiera sido muy fácil; por eso hemos sido fieles a nosotros mismos y montamos otra de las rutas rompe piernas que nos caracterizan; recorreremos gran parte de las cimas de la Sierra de Villabandin.
La ruta la comenzamos en el bonito pueblo de Riolago. Acompañados de un cachorro de mastín que se ha agregado a la comitiva, tomamos el camino que paralelo al rio nos va a conducir hasta la braña. Desde esta campa, el camino ya comienza a ser menos claro, pero no tenemos ningún problema en tomar dirección al cordal que nos acercara al Penouta.
Desde la cima, volvemos sobre nuestros pasos para continuar por la cuerda que nos hará llegar sucesivamente a todos los dos miles que nos quedan hasta Valgran.
Hay que decir que esta sierra de ondulaciones suaves es fácil de recorrer. El pico Bermejos, el pico La Ferrera, el alto de La cañada, el Rabinalto y el pico La Arena son pasto de nuestros pasos decididos en busca del alto de Valgran. Digo decididos, porque hemos quedado con Octavio a una hora en Peñalba y sabido es de nuestra ancestral puntualidad.
Una llamada de Octavio ya en el alto, hace sonar las alarmas y nos abocamos a una bajada feroz entre bosques de escobas y piornos. Acostumbrados al matorral mediterráneo, esto no es para nosotros más que una gincana para niños.
A la hora prevista, observamos con regocijo la figura del mejor tirador de sidra de Laciana. Octavio nos espera apoyado en su cayado a la vera del arroyo de Peñalba. En el discurrir hasta las primeras casas del pueblo, Octavio nos deleita con una amena e instructiva charla sobre las cosas que sabe que nos enamoran y embelesan. No hay lección mejor que la que uno desea que le den.
Subir a Valgran desde Peñalba hubiera sido muy fácil; por eso hemos sido fieles a nosotros mismos y montamos otra de las rutas rompe piernas que nos caracterizan; recorreremos gran parte de las cimas de la Sierra de Villabandin.
La ruta la comenzamos en el bonito pueblo de Riolago. Acompañados de un cachorro de mastín que se ha agregado a la comitiva, tomamos el camino que paralelo al rio nos va a conducir hasta la braña. Desde esta campa, el camino ya comienza a ser menos claro, pero no tenemos ningún problema en tomar dirección al cordal que nos acercara al Penouta.
Desde la cima, volvemos sobre nuestros pasos para continuar por la cuerda que nos hará llegar sucesivamente a todos los dos miles que nos quedan hasta Valgran.
Hay que decir que esta sierra de ondulaciones suaves es fácil de recorrer. El pico Bermejos, el pico La Ferrera, el alto de La cañada, el Rabinalto y el pico La Arena son pasto de nuestros pasos decididos en busca del alto de Valgran. Digo decididos, porque hemos quedado con Octavio a una hora en Peñalba y sabido es de nuestra ancestral puntualidad.
Una llamada de Octavio ya en el alto, hace sonar las alarmas y nos abocamos a una bajada feroz entre bosques de escobas y piornos. Acostumbrados al matorral mediterráneo, esto no es para nosotros más que una gincana para niños.
A la hora prevista, observamos con regocijo la figura del mejor tirador de sidra de Laciana. Octavio nos espera apoyado en su cayado a la vera del arroyo de Peñalba. En el discurrir hasta las primeras casas del pueblo, Octavio nos deleita con una amena e instructiva charla sobre las cosas que sabe que nos enamoran y embelesan. No hay lección mejor que la que uno desea que le den.